Nuevas vías para preservar
El proyecto de Ley de Evaluación Ambiental define los bancos de conservación como “un conjunto títulos ambientales o créditos de conservación otorgados por el MAGRAMA (Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente) que representan valores naturales creados o mejorados específicamente”. Esto, dicho de esta manera, puede sin duda resultar complejo de comprender. Básicamente, un banco de conservación de la naturaleza es el resultado de la realización de acciones que mejoran los ecosistemas en un determinado emplazamiento, ya sea mediante la creación, mejora, restauración o conservación de un determinado ecosistema.
Los bancos de conservación van a permitir que se reparen impactos residuales
Estas acciones generan adicionalidad de valor ambiental, es decir, incrementan la calidad o cantidad de los hábitats sobre los que se actúa, que no hubieran podido verse mejoradas en caso de no haberse realizado ningún tipo de intervención. Tras la generación de esta adicionalidad ambiental y el establecimiento de compromisos de conservación a largo plazo de los valores naturales creados, la entidad supervisora de los bancos de conservación, en este caso el MAGRAMA otorgará al promotor del banco de conservación una serie de créditos ambientales que éste puede vender.
¿A quién se los vende? Pues bien, los créditos podrán ser comprados por aquellas empresas u organizaciones que han de compensar impactos negativos equivalentes sobre los ecosistemas. Es necesario destacar que los bancos de conservación no van a dar vía libre a la degradación de ecosistemas por el hecho de ser herramientas que simplifican las compensaciones. Nada más lejos de la realidad. Los proyectos para los que se aprueba la compra de créditos para la compensación son proyectos que previamente han adoptado la jerarquía de mitigación. Es decir, proyectos que primero han intentado evitar, luego han reducido y restaurado el daño, y por último se ven en la necesidad de compensarlo. Los bancos de conservación van a permitir que se reparen impactos residuales, que hasta la fecha eran difícilmente compensados o lo eran de una manera inadecuada y con escaso seguimiento por parte de la administración.
Ventajas para todos los sectores
Uno de los que más se puede beneficiar es el sector rural con la obtención de ingresos
Los bancos de conservación son herramientas con múltiples ventajas para todos. Para la administración, ya que facilitarán el cumplimiento de su obligación de conservar nuestro patrimonio natural, favoreciendo la gestión y protección ambiental. Para las empresas, por simplificar los trámites ambientales. Para la sociedad, porque van a permitir un desarrollo sostenible en el que los impactos inevitables sobre el medio ambiente se compensen en términos ecológicos de una manera efectiva y con garantías de futuro, facilitando el camino hacia lo que se conoce como una “no pérdida neta de biodiversidad”.
Cabe destacar que uno de los sectores que más se puede ver beneficiado por el desarrollo de esta herramienta es el sector rural. Los bancos de conservación van a favorecer la inversión privada en la conservación ambiental y van a permitir a los propietarios rurales obtener ingresos por la ejecución de acciones de conservación de nuestro patrimonio natural por las cuales antes no obtenían ninguna retribución.
Conocer la herramienta
A día de hoy, para gran parte de los actores implicados en la conservación y planificación territorial del sector medioambiental, ya sean empresas, administraciones u organizaciones dedicadas a la conservación, esta herramienta de mercado es una gran desconocida. El conocimiento de los bancos de conservación favorecerá su uso, tanto desde el ámbito de su promoción y su desarrollo, sirviendo así de herramienta de compensación. La información y formación existente en la actualidad en relación a los bancos de conservación en España es escasa. Éste situación está cambiando progresivamente, lo cual es buena señal para el desarrollo de este instrumento en nuestro país.
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