Ingentes cantidades de basura no biodegradable, sobre todo plástico, giran al ritmo de las agujas del reloj en el centro del Pacífico norte junto con sus víctimas: peces, aves y mamíferos que perdieron la vida al tropezar con estos residuos humanos. La organización medioambiental Greenpeace calcula que en este escenario, cuya superficie va desde los 700.000 kilómetros cuadrados hasta los más de 15 millones, según las diversas estimaciones, hay seis kilogramos de plástico por cada kilo de plancton natural. Es la llamada isla o sopa de basura.
Según expone Greenpeace, alrededor del 10% de los 100 millones de toneladas de plástico que se producen cada año en el mundo acaba dando vueltas en el mar debido, entre otros factores, a las propiedades del material, flotante y muy lentamente degradable. El 20% de los desechos, atrapados en las corrientes del Pacífico norte –uno de los cinco giros oceánicos– proviene de los buques y las plataformas marítimas, mientras que el resto fue lanzado al océano desde tierra.
La mancha podría tener 15 millones de kilómetros cuadrados y durar décadas
Un paseo por el litoral o un baño en la playa nos permite contemplar el gran abanico de productos que decoran el océano: bolsas y botellas, envases de poliestireno expandido, piezas de polipropileno, redes de pesca, conos de tráfico, neumáticos de vehículos y cepillos de dientes... Material que no se descompondrá ni durante las vidas de los nietos de las personas que lo utilizaron, alerta la entidad medioambiental.
Bajo la influencia de la luz solar, la acción del oleaje y la abrasión, estos elementos se descomponen lentamente en fragmentos cada vez más pequeños que no son visibles desde los satélites ni las fotografías aéreas. La cantidad de partículas diminutas de plástico que flotan en el océano se ha multiplicado por cien en los últimos 40 años, según los expertos de la Scripps Institution of Oceanography.
Los organismos marinos confunden los restos de residuos, en muchas ocasiones tóxicos, con comida. Así, los residuos entran en la cadena alimenticia porque estas especies sirven de alimento a los peces grandes, los mismos que después acabarán en nuestros platos.
Especies invasoras
En otros casos, el plástico acaba causando directamente la muerte de los animales. Se estima que más de un millón de aves y cien mil mamíferos marinos y tortugas fallecen cada año por su ingestión o enrededados en él. Diversos trabajos de la Scripps Institution of Oceanography han demostrado que el 90% de los peces capturados en el Pacífico tienen plástico en el estómago.
Además, la isla flotante también facilita la propagación de especies invasivas. El pequeño insecto marino Halobates sericeus se ha multiplicado porque los trozos de residuos que hay en el mar le sirven de soporte para poner sus huevos, tal y como revela un estudio publicado en la revista Biology Letters. Ya en abril de 2012, investigadores del Instituto Oceanográfico de Brasil publicaron un informe que constataba la presencia de huevos de Halobates micans, una especie parecida a la anterior, en fragmentos de plástico en el Atlántico Sur.
Los residuos causan la muerte de un millón de aves y 100.000 mamíferos al año
"El uso de plásticos sólo se generalizó a finales de los años 40 del siglo XX y principios de los 50, pero ahora todo el mundo los emplea y en un intervalo de cuatro décadas hemos visto como ha aumentado su presencia en los océanos”, expone la investigadora de la Scripps Institution of Oceanography Miriam C. Goldstein, quien añade: "Históricamente no hemos sido muy buenos para detener la entrada de plástico en el océano, así que espero que en el futuro lo podamos hacer mejor.”
La sopa de basura del Pacífico norte, la más grande descubierta hasta ahora, no es el único gran vertedero marino flotante. En 2009 se halló la mancha de basura del Atlántico Norte, que también es consecuencia de un giro oceánico. Se estima se extiende a lo largo de cientos de kilómetros y se compone de 200.000 fragmentos de basura flotante.
Para evitar el crecimiento de estas concentraciones tan dañinas para el medio marino es fundamental gestionar de forma responsable los residuos de los objetos que utilizamos y acabar con los desperdicios que flotan en los mares. Con este objetivo trabaja el Proyecto Kaisei y el NOAA Marine Debris Program del Gobierno de Estados Unidos, en cuya página web dedican una sección a desmitificar supuestas leyendas sobre la sopa de basura.
A largo plazo, la fabricación de plásticos biodegradables se postula como una alternativa prometedora. Los residuos de estos materiales fabricados con materias primeras orgánicas se descomponen en un corto período de tiempo sin impacto sobre el medio: es más, sirven de abono para las plantas.
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