El proyecto impulsado por la compañía Tidal Lagoon Power, que ha desarrollado unos avanzados modelos de turbinas reversibles para aprovechar tanto la potencia de la pleamar como la de la bajamar, prevé que las lagunas se sitúen en las costas de las localidades galesas de Swansea, Cardiff, Newport y Colwyn Bay, y en las inglesas de Bridgwater y del condado de West Cumbria. El presupuesto total podría alcanzar los 30.000 millones de libras (41.191 millones de euros) y se estima que las centrales podrían estar en funcionamiento durante más de un siglo.
Seis grandes lagunas artificiales atraparán el agua y la harán pasar por turbinas
"Tenemos las mejores mareas para este propósito de Europa, y las segundas del mundo. Y ahora disponemos de una forma sostenible de aprovecharnos de esta ventaja", afirma el director ejecutivo de Tidal Lagoon Power, Mark Shorrock, quien sostiene que, aunque el coste de las infraestructuras sería elevado, la energía mareomotriz permitiría generar electricidad de forma barata y sin generar emisiones, y con un bajo impacto en los ecosistemas costeros.
Aunque aplaudieron en principio la idea, los movimientos ecologistas muestran algunas reticencias. El director de Amigos de la Tierra en Gales, Gareth Clubb, cree que "los planes parecen interesantes, ya que ayudarán al Reino Unido a generar energía renovable", pero insistió en que el impacto ambiental debe ser analizado "cautelosamente".
La construcción de la primera de las lagunas, la de la bahía de Swansea, en el sur de Gales, con una potencia de 500 gigavatios, que deberían proveer de electricidad a 155.000 hogares, lo que supone casi el 90% de las necesidades de esta ciudad de 240.000 habitantes, y durante 120 años, se verá aplazado de momento debido a la falta de acuerdo entre la empresa y las autoridades británicas sobre las subvenciones que debe recibir la energía que produzca, aunque el ministerio de Energía y Cambio Climático le ha expresado su pleno apoyo.
Ocho metros de diferencia
La central aprovecharía la enorme fuerza de las mareas en el estuario del río Severn, el más largo del Reino Unido, que debería cerrarse con un malecón de más de nueve kilómetros de largo situado dos kilómetros más adentro. Este punto está considerado el segundo del mundo en este aspecto: en primavera, la diferencia que puede alcanzar el nivel de las aguas entre la pleamar y la bajamar es de 8,5 metros de altura.
El lago artificial estaría conectado con el mar por un paso de 550 metros en el que se situarían 16 turbinas de 7,35 metros de diámetro, que serían las que transformarían el flujo de las aguas en electricidad, tanto a su entrada en la laguna como a su salida. Se calcula que el volumen de agua que arrastra la marea en este lugar podría llenar 100.000 piscinas olímpicas. El presupuesto inicial se ha casi duplicado llegando hasta los 1.000 millones de libras esterlinas (unos 1.374 millones de euros), y ya están surgiendo problemas para conseguirlos. Otra de las causas del retraso es una investigación oficial sobre la adjudicación de las obras del dique a la empresa estatal china China Harbour Engineering Company.
La mayor planta de este tipo del mundo es surcoreana y genera 254 megavatios
La de Swansea sería la primera de las lagunas de este tipo construida en el país, y la tercera mayor del mundo, pero no la más grande de las planteadas por la empresa británica. El proyecto de la de Cardiff, también en aguas galesas, incluye 90 turbinas a lo largo de 22 kilómetros de barreras artificiales construidas en el mar.
En otra iniciativa destinada a aprovechar la energía mareomotriz, la empresa Tidal Energy instaló recientemente y en periodo de pruebas un generador en aguas también galesas, en Ramsey Sound, en Pembrokeshire. El DeltaStream es un dispositivo submarino que dispone de tres turbinas dispuestas en forma triangular. Tiene unas dimensiones de 16 por 20 metros y 150 toneladas de peso, y una capacidad de generación de 400 kilovatios. Durante doce meses, suministrará electricidad a un centenar de domicilios de la zona. Será el primero de una red de 10 que podrán generar 10 megavatios para unos 10.000 hogares. Y su instalación no requiere de la perforación del fondo marino.
La principal instalación mareomotriz del mundo fue durante varias décadas la de La Rance, en Bretaña, al noroeste de Francia, que entró en servicio en 1966, con una capacidad de generación de 240 megavatios. Sus 24 turbinas aportan la energía eléctrica que consumen 225.000 personas, cerca del 9% del consumo de la población total bretona. Una presa de 750 metros de largo atrapa el agua de la subida de la marea y la hace pasar por las turbinas.
Pero en 2011 fue ampliamente superada. Desde ese año está en funcionamiento la central de Sihwa, al noroeste de Corea del Sur, que ha pasado a ser la mayor del planeta. En primavera, la marea puede subir en la zona hasta 7,8 metros, y para aprovecharla se creó un lago artificial de 30 kilómetros cuadrados. Sus 10 turbinas generan 254 megavatios diarios, que permiten proporcionar electricidad a medio millón de personas. Según sus creadores, permite reducir las importaciones de petróleo del país asiático en 862.000 barriles anuales, y evita la emisión de 315.000 toneladas de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera.
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