En total, entre el 1 de enero y el 14 de octubre, el fuego ha arrasado un 80,57 por ciento menos de superficie afectada que en el mismo periodo de hace un año, cuando a estas alturas del año se habían quemado 119.472 hectáreas, según datos ministeriales que confirman que este es el segundo mejor año, no solo del decenio, sino desde que hay registros, solo superado por 1963, cuando ardieron un total de 22.679 hectáreas.
Según estos datos, la cifra supone un 73,43 por ciento menos que la media del decenio, lo que equivale a decir a 3,76 veces menos que la media de los últimos diez años.
Lejos de estas cifra queda 1985, el año con mayor superficie forestal afectada, que alcanzó a un total de 484.475, hectáreas.
Además, la cifra de incendios también ha sido significativamente menor que la del año pasado, ya que en lo que va de 2018 se han producido 6.670 siniestros frente a los 11.987 del mismo periodo del año pasado, es decir, casi la mitad.
Del número de siniestros, 4.915 fueron conatos, que se extinguieron antes de quemar una hectárea y 1.755 incendios, de los cuales tres superaron las 500 hectáreas de superficie, lo que les sitúa en la categoría de grandes incendios forestales. Por el contrario, el año con mayor número de siniestros fue 1995, con un total de 25.557 fuegos.
Precisamente, también 2018 se caracteriza por el 'bajo' número de grandes incendios y se queda a la mitad del año del decenio con menos GIF, que fue 2008 y en aquella ocasión se produjeron seis, justo el doble. La media de GIF del decenio se sitúa en 20 siniestros y en este mismo periodo, en 2017 se contabilizaban 34 grandes fuegos. Si bien, el peor año en cuanto a grandes fuegos fue 2012, cuando se produjeron 42 fuegos de más de 500 hectáreas.
En cuanto al tipo de vegetación, de las 23.2204,60 hectáreas calcinadas en lo que va de año, 15.346,81 hectáreas eran de superficie matorral y monte abierto; 4.428,72 hectáreas de superficie arbolada y 3.429 hectáreas eran de superficie forestal.
En definitiva, 2018 está siendo el año con menos incendios y con menos superficie afectada de los últimos 55 años, una posición difícil de perder teniendo en cuenta que la temporada estival, la más crítica ya ha concluido. Para perder su liderazgo, tendría que arder más del doble (50,84%) de lo que se ha quemado este año para alcanzar la cifra de 2014, que hasta ahora era el mejor ejercicio, con 47.200 hectáreas calcinadas.
Respecto a la distribución geográfica, el 41,66 por ciento de los siniestros se produjo en el noroeste; el 35,03 por ciento en las comunidades interiores; el 22,65 por ciento en el Mediterráneo y el 0,66 por ciento en Canarias.
En cuanto a la superficie forestal, en el noroeste se quemó el 41,06 por ciento; el 31,31 por ciento en el Mediterráneo; el 25,85 por ciento en las comunidades interiores y el 1,79 por ciento en Canarias.
Del total de la superficie arbolada el 36,09 por ciento se quemó en el Mediterráneo; el 35,03 por ciento en el noroeste; el 19,80 por ciento en las comunidades interiores y el 9,08 por ciento, en Canarias.
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