El Área de Ecofeminismo de la organización ecologista denuncia las bases patriarcales, racistas y belicistas de las economías capitalistas y defiende la redistribución de la riqueza, la equidad en el acceso a los recursos y la sororidad como herramientas de cambio.
Alzamos nuestras voces por un futuro verde y sin violencia
La Tierra hoy es un lugar hostil y peligroso para muchas personas, en especial para niñas, niños, mujeres y toda persona en situación de vulnerabilidad. Más de 30 conflictos armados y guerras por el control de los recursos y el territorio están en curso; colosales daños a los ecosistemas, a la biodiversidad y a los procesos bioproductivos de la Tierra retroalimentan la confluencia de la crisis climática, ecológica, económica y energética, haciendo más difícil la vida de millones de personas y seres vivos cada día.
Manifiesto ecofeminista y pacifista
En este contexto violento y beligerante, de creciente desigualdad y destrucción ecológica extremas, cobra importancia recordar los orígenes del pensamiento ecofeminista cuando Petra Kelly, activista pacifista y ecologista alemana, luchaba por la esperanza hacia un futuro verde y sin violencia. Desde entonces, las ecofeministas nos hemos declarado no solo antimilitaristas sino pacifistas y, como tal, denunciamos el capitalismo, el racismo y el patriarcado porque son sistemas depredadores que están acabando con los bienes naturales, la biodiversidad y las formas de vida en todo el planeta. Tanto en el Sur Global como en el Norte Global, las culturas locales están librando una lucha desigual por defender sus entornos y sus medios de vida autóctonos, libres de los intereses destructivos de las grandes empresas energéticas, agroalimentarias y turísticas cuya voracidad es incompatible con los valores de la vida buena, la equidad, la suficiencia y frugalidad que propugnamos las personas ecofeministas en un planeta finito, empobrecido y herido.
Históricamente las guerras las declaran los varones, pero las padecen la naturaleza y las sufren especialmente las mujeres, sus hijos e hijas y todas las personas con vidas más precarizadas y cruzadas por otros sistemas de opresión (racismo, lgtbfobia, capacitismo o clasismo). En las condiciones más adversas de muerte, destrucción, pobreza y violación de todos sus derechos, las niñas y las mujeres (y más las mujeres migrantes, rurales, racializadas, entre otras) son además víctimas agravadas de diferentes formas de violencia sexista, como violación sexual, esclavitud sexual, torturas, embarazos o abortos forzados, entre otras.
Sabemos que el sistema neoliberal global productivista, empujado por los valores heteropatriarcales, los racistas y los antropocéntricos de separación, devaluación y dominio de la naturaleza en todas sus formas, provoca conflictos y guerras extractivistas que sacrifican territorios, biodiversidad y poblaciones humanas con sus formas de vida en aras de la codicia de un sistema ecocida y etnocida. Todo ello nos aboca a la autodestrucción y al colapso colectivo, lo que afecta de lleno a las mujeres —con toda sus diversidades— por ser, debido al sistema patriarcal, las principales encargadas del sostenimiento de la vida humana y del mantenimiento de la naturaleza y el resto de seres vivos.
Desgraciadamente, las luchas armadas y las guerras se están normalizando como formas de actuación de Estados, corporaciones y empresas con el fin de ocupar y controlar territorios y recursos. Es el colonialismo del futuro. En este contexto cada año son asesinadas cientos de defensoras del territorio en todo el planeta, siendo víctimas de prácticas de creciente expropiación individual y colectiva, militarismo y securitización de territorios y fronteras. Los gobiernos y las grandes empresas son cómplices, por acción o por inacción y, por tanto, son corresponsables.
Exigimo que respondan ante la ciudadanía y también ante los tribunales
En los territorios ocupados de Palestina la población vive desde hace 75 años bajo la ocupación del Estado de Israel, sometida a violencia sistemática, desplazamiento forzoso y pobreza. Desde octubre de 2023, asistimos horrorizadas a unos ataques que ponen en evidencia la intención de Israel de provocar el genocidio del pueblo palestino en la Franja de Gaza, su aniquilación. Hay hambruna, más de 30.000 personas han sido asesinadas, decenas de miles desaparecidas o heridas y el 90 % de las familias han sido desplazadas numerosas veces. No hay suministro de energía ni agua. No hay alimentos. No hay medicinas. Toda la ayuda ha sido bloqueada.
Estamos también con la población Saharaui, refugiada en su propia tierra y expulsada de los territorios ocupados por Marruecos desde 1976.
Desde el área Ecofeminista de Ecologistas en Acción, en el DÍA INTERNACIONAL DE LAS MUJERES:
APELAMOS al deber moral y legal de los gobiernos y de las instituciones multilaterales de garantizar la vida, los derechos y el bienestar de la ciudadanía global.
EXIGIMOS EL INMEDIATO ALTO EL FUEGO EN GAZA Y EL FIN DE LA OCUPACIÓN DE PALESTINA.
NOS OPONEMOS A LAS GUERRAS Y AL MILITARISMO (1).
PROPUGNAMOS una redistribución justa y suficiente de los bienes y recursos planetarios junto a la preservación y cuidados necesarios para cubrir las necesidades básicas de todos los seres humanos, dentro de los límites que nos impone el planeta Tierra y las exigencias de la sostenibilidad de todas las formas de vida y sus redes simbióticas.
Porque no bastan las declaraciones retóricas de emergencia climática, sino que es necesario dejar de subvencionar las actividades hipercontaminantes o directamente destructivas que atentan contra la vida y el bienestar de las mayorías sociales, y que incluso son innecesarias, como es el caso de la industria bélica.
EXIGIMOS mayor urgencia y ambición en las políticas de mitigación del sobrecalentamiento climático, y de contención y adaptación a sus múltiples efectos ecosociales devastadores que comportan unas condiciones de vida y un porvenir mucho más difícil y trágico.
DENUNCIAMOS la violencia económica y laboral —agravada en el caso de las mujeres racializadas, empobrecidas, migrantes, personas LGTBQ+ y aquellas en situación de mayor vulnerabilidad—y EXIGIMOS una igualdad efectiva de derechos laborales que ponga fin a la brecha salarial de género y promueva un acceso en igualdad de oportunidades a todo puesto de representatividad y toma de decisiones en el ámbito laboral. Sin ello, el sistema perpetuará una discriminación económica que se traduce en una feminización de la pobreza condenando a miles de mujeres a vivir en situación de extrema precariedad.
REIVINDICAMOS la necesidad de trabajar menos para vivir mejor, de recuperar tiempos para la vida y su disfrute. Ha llegado el momento de compartir la responsabilidad de la reproducción social de la especie, y, por tanto, de repartir los trabajos de cuidado, dado que el derecho y la obligación de cuidar compete a todas las personas.
QUEREMOS GENERAR culturas que defiendan valores entretejidos con la cotidianidad de la vida teniendo en cuenta las necesidades de otros seres y espacios.
QUEREMOS REVITALIZAR los valores comunitarios, sociales y ambientales.
APOSTAMOS POR UNA TRANSICIÓN ECOSOCIAL JUSTA orientada por una Economía de los Cuidados donde el sistema socioeconómico prioricen los trabajos esenciales y necesarios para el sostenimiento de todas las vidas y la reproducción social de los seres humanos, de los ecosistemas y la biodiversidad. Ante ello nos sentimos apeladas a llevar a cabo una acción planificada y ordenada respecto a la asignación presupuestaria y la reordenación de tiempos y jornadas laborales, repartiéndolos entre los sexos, las generaciones, los agentes sociales (empresas, comunidad, familias), dentro de los ámbitos público, privado y comunitario.
LUCHAMOS por el reconocimiento pleno de derechos de las mujeres migrantes en situación irregular en España, sobre cuyo trabajo invisible, desvalorizado y precarizado se sustentan las cadenas internacionales de cuidados. Sobre ellas recaen gran parte de las tareas de cuidado en nuestra sociedad, llevados a cabo frecuentemente en condiciones ilegales, los que mantienen en funcionamiento del sistema económico-productivo capitalista. La regularización de sus situaciones administrativas, así como el reconocimiento del derecho de asilo de mujeres que huyen de las guerras, de las consecuencias del cambio climático y de los abusos del patriarcado en sus países de origen, junto con el amparo a las menores migrantes no acompañadas, son asignaturas pendientes que tiene la democracia y el estado de derecho español.
DENUNCIAMOS la violencia política e institucional que están llevando a cabo varios gobiernos locales y regionales reaccionarios constituidos a partir del 28 de mayo de 2023, al eliminar o rebajar de nivel administrativo de los organismos de defensa y promoción de las mujeres. Al mismo tiempo, están infra financiando las políticas que favorecen la igualdad, y privatizando los servicios sociales públicos dirigidos a la atención a mujeres, menores de edad, personas ancianas y dependientes.
ALERTAMOS de que la extrema derecha que gobierna en numerosas instituciones y países banaliza las formas de discriminación estructural que padecen las mujeres en todo el mundo, al tiempo que niega las violencias machistas y la violencia del cambio climático sobre los ecosistemas y la Tierra. Sus intentos de retrotraernos a modelos de desigualdad incompatibles con los derechos de las mujeres perpetúan y generar nuevas formas de violencia sexual, cosificación y explotación de las mujeres ante otras formas de ejercicio del poder.
Por todo ello, el 8M DE 2024, DÍA INTERNACIONAL DE LAS MUJERES, SEGUIMOS TEJIENDO REDES grandes, fuertes y llenas de sororidad con mujeres, disidencias y ecofeministas a lo largo y ancho del planeta. Disidencias de todas las edades y condiciones seguimos manifestándonos en favor de un mundo feminista, con justicia ecosocial y climática y sin guerras.
Porque el futuro será ECOFEMINISTA Y PACIFISTA, O NO SERÁ.
Referencias
- (1) Militarismo y patriarcado. Ecologistas en Acción.