La International Women’s Media Foundation (IWMF) es el mayor observatorio de la igualdad de género en los medios informativos a escala mundial. En 2011 publicaba un estudio internacional en el que destacaba que 73% de los cargos de máxima responsabilidad empresarial eran ostentados por hombres, así como las dos terceras partes de los puestos de toma de decisiones sobre los contenidos.
Investigadores de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad de Múnich (Alemania) han analizado cómo en las empresas de comunicación españolas prevalecen los patrones de desigualdad laboral femenina: infrarrepresentación, barreras en la carrera profesional y salarios inferiores. Su trabajo, para el que realizaron una encuesta a 390 periodistas, se enmarca dentro del estudio Worlds of journalism study.
“El ejercicio del periodismo es durísimo, muy competitivo, lo que unido a las precarias condiciones laborales actuales inclina la balanza hacia cualquier otra dedicación que permita la conciliación de la vida laboral y profesional”, declara a Sinc Roberto De Miguel, de la URJC, coautor del estudio que publica la revista El Profesional de la Información.
Por una parte, los hombres ocupan tres cuartas partes de los cargos de máxima responsabilidad gerencial y dos tercios de los puestos de toma de decisiones sobre contenidos. Sin embargo, ellas poseen mayor formación académica y mayor nivel de estudios de capacitación en la práctica del periodismo. Ellas obtienen, además, salarios inferiores.
Un atisbo de esperanza se encuentra en las nuevas plataformas de información digitales que constituyen el nicho del mercado laboral donde se observan los avances más firmes hacia la igualdad. En estos medios las mujeres ocupan cargos de mayor responsabilidad editorial.
La mayor brecha en los medios impresos
“Cuando hablamos de brecha de género debemos partir de que existe paridad en el número de ejercientes, pero que los niveles salariales y la proporcionalidad en el escalafón son especialmente adversos para la mujer en el caso de la prensa escrita. Se percibe una mayor igualdad en los medios electrónicos (radio, televisión y medios digitales)”, explica De Miguel.
El trabajo también explica alguna de las estrategias de las mujeres en la carrera periodística. Maximizar el capital intelectual es la vía principal de las periodistas para reducir la brecha de género. “A las mujeres se les exige más. Nuestros datos demuestran que prácticamente todas han cursado los estudios que capacitan para el ejercicio de esta profesión. Además se esfuerzan por alcanzar el mayor grado de formación académica (máster o doctorado)”, apunta el investigador.
Según los autores del trabajo, este afán por el cumplimiento del deber formativo obedece a una estrategia de empoderamiento dentro de las redacciones: cuanto mayores son sus capacidades, más posibilidades tienen de mantenerse o ascender. “El hecho de que los hombres no destaquen en el plano académico es un indicio claro de que poseen otro tipo de ventajas competitivas”, subraya De Miguel.
Dentro del segmento de los periodistas con titulación universitaria más cualificados, la precariedad se ceba en las mujeres. Entre los que cobran menos de 1.000 euros netos al mes, el 85% son mujeres.
El 73% de las mujeres percibe un salario inferior a los 2.000 euros mensuales con independencia del puesto que ocupan, lo que no las aleja de sus compañeros (69%). Lo que sí supone una diferencia es que el ratio de seniors que superan los 2.000 euros al mes es de una mujer por cada dos hombres.
“No existen pruebas empíricas de ello, pero el análisis de los datos de nuestra investigación deja entrever que hay un periodo crítico, entre los 35 y los 45 años, en los que las periodistas se enfrentan al dilema de ser una más de la plantilla o ser madres, lo que es difícilmente compatible con esta profesión”, reflexiona De Miguel.
Las periodistas situadas en lo más alto del escalafón mediático superan, de media, esa franja de edad, lo que significa que no arrastran cargas familiares. Esto se ha detectado en otros ámbitos profesionales, como por ejemplo, en la política: “La edad media de las representantes es elevadísima”, dice el experto.