La Central Térmica de Andorra está quemando las últimas 10.000 toneladas que tenía almacenadas en su campa y que se espera que se agoten a lo largo de este fin de semana. La instalación carboeléctrica dejará de estar operativa este martes, 30 de junio, ya que no se encuentra adaptada a la nueva normativa europea de emisiones industriales.
El director general de Endesa en Aragón, Ignacio Montaner, acompañado por el director de la central, Mariano Lacarta, ha visitado este viernes la térmica andorrana que, con la quema de su último carbón almacenado, pone punto y final a su etapa de operación, tras 40 años de actividad ininterrumpida. Esta instalación fue construida entre los años 1974 y 1979 con objeto de llevar a cabo un uso extensivo de los lignitos negros procedentes de explotaciones situadas en la cuenca minera turolense, mezclados con carbones de importación.
Esta térmica se encontraba acogida al Plan Nacional Transitorio, al haber renunciado en septiembre de 2015 al mecanismo de Exención por Vida Útil Limitado. La Directiva comunitaria de Emisiones Industriales (DEI), de aplicación para la instalación, una vez finalizado el Plan Nacional Transitorio el 30 de junio de 2020, establecía límites más exigentes a las emisiones contaminantes.
Según ha informado Endesa, la adaptación de la central a esta normativa le hubiera obligado a realizar elevadas inversiones cuya recuperación hubiera sido imposible en las condiciones regulatorias y de mercado actuales y previsibles. En este contexto, la instalación ha ido dando salida progresiva al carbón que tenía almacenado hasta la fecha de hoy. Si por cuestiones operativas tuviera que entrar de nuevo en servicio antes del 30 de junio lo haría utilizando gas natural como combustible.
Endesa presentó el 19 de diciembre de 2018 la solicitud formal de cierre, de acuerdo con lo que la empresa había anticipado en el marco de la actualización de su Plan Estratégico y en línea con los objetivos de la política energética nacional avanzados por el Ministerio para la Transición Ecológica, para conseguir un sistema energético totalmente descarbonizado en el año 2050.
La compañía confirmó en esa fecha que era imposible abordar, de acuerdo a las circunstancias regulatorias y de mercado concurrentes y las inversiones necesarias para que la central cumpliera con los nuevos límites de emisiones establecidos por la Unión Europea y que entrarán en vigor el 30 de junio de 2020.
El funcionamiento de la central durante 2019, cuando alcanzó la producción más baja de la serie histórica, 1.536 megavatios, estuvo muy afectado por la fuerte penetración de las energías renovables en el mercado nacional de generación, derivada de la entrada de 9.000 megavatios de energía renovable de las subastas realizadas en 2017 y que se fueron poniendo en explotación durante 2019.
Esta nueva generación renovable es mucho más competitiva que la de las centrales térmicas, lo que ha reducido el denominado "hueco térmico", es decir, el margen disponible para que puedan funcionar las centrales de carbón y de gas. Así, en los seis primeros meses de 2020 la producción ha sido de 175 gigavatios-hora, equivalente a la producción diaria en un año medio.
Una vez finalizado el carbón almacenado, la central seguirá en situación de disponibilidad hasta el próximo 30 de junio y, hasta esa fecha, seguirá contando los servicios que requiera la situación de "disponibilidad", tanto del personal propio como del personal de empresas auxiliares.
Plan de futuro
En paralelo a la solicitud de cierre, Endesa presentó de forma voluntaria un Plan de Futuro destinado a compensar los efectos del cierre a través de diversas medidas concretas para promover el desarrollo de actividades económicas y generación de empleo en la zona de la central.
La compañía informó de que ese Plan se hallaría permanentemente abierto a incluir de manera flexible nuevas iniciativas y propuestas viables para conseguir esos mismos objetivos, y así se lo manifestó a los representantes de las administraciones central y autonómica, instituciones locales y agentes económicos y sociales.
El Plan de Futuro incluye la recolocación de los 153 empleados de la central, así como dar total prioridad a la contratación de trabajadores de las actuales empresas auxiliares para el desarrollo de las actividades de cierre y desmantelamiento de la planta, que se prolongarán durante un periodo aproximado de entre 4 y 6 años, y que generarán alrededor de 130 empleos.
A los empleados de la central se les están ofreciendo recolocaciones, de manera personalizada, en distintos puestos de trabajo de la compañía según sus funciones, siempre teniendo en cuenta la proximidad geográfica a su actual entorno laboral.
Cursos de formación
Los trabajadores de las empresas contratistas tendrán la oportunidad de realizar cursos de formación tanto para sumarse a esos trabajos como para poder ser contratados en las nuevas instalaciones renovables que la empresa desarrollará en la zona. Hasta el momento se han realizo seis cursos relacionados con el montaje de paneles solares y de supervisión, operación y mantenimiento de parques eólicos. El próximo lunes 29 de junio comienza una formación dirigida a 50 alumnos, para trabajos en torno al desmantelamiento de la central.
El Plan Futur-e de Endesa prevé una inversión de 1.427 millones de euros y tiene como objetivo final la construcción de 1.725 megavatios de potencia, de los que cuales 1.585 megavatios corresponderán a plantas fotovoltaicas y 140 megavatios a parques eólicos. Adicionalmente, se instalarán 160 megavatios de almacenamiento en baterías. El proyecto, que se ha diseñado en tres fases, finalizará en 2026.
La realización de estas instalaciones generará 4.014 empleos en la etapa de construcción y 138 empleos durante más de 25 años en las actividades de operación y mantenimiento de las plantas.
Un parque fotovoltaico y un parque eólico
La primera fase, que se iniciará en enero 2021 y finalizará a principios de 2022, contempla la construcción de un parque fotovoltaico de 50 megavatios --presentado a tramitación administrativa--, que se construirá dentro del perímetro de la actual central térmica, y la construcción de un parque eólico, de 49,4 megavatios de potencia --presentado también a tramitación administrativa--, que se instalará en el término municipal de Ejulve.
La segunda fase prevé impulsar 235 megavatios de energía solar fotovoltaica y 54,3 megavatios de almacenamiento en baterías, y se instalará en gran medida dentro del perímetro de la actual central térmica. Se desarrollará a lo largo de 15 meses, entre marzo de 2022 y junio de 2023.
Para las dos primeras fases, Endesa ya posee punto de conexión, mientras que la tercera fase --de 1.390 megavatios--, depende de la asignación por parte del Ministerio para la Transición Ecológica de la capacidad de evacuación de la central térmica de Andorra.
En la mencionada tercera y última fase, que se iniciaría en mayo de 2023 y finalizaría a principios de 2026, se construirían 1.300 megavatios de potencia fotovoltaica, 90 megavatios de energía eólica y 105 megavatios de almacenamiento en baterías. La potencia asociada a estas fases se construiría en terrenos de los términos municipales de Andorra, Alcorisa, Alcañiz, Calanda e Híjar. Estos proyectos de energías renovables son adicionales a los que la empresa está realizando en Aragón.
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