Alrededor de 5,2 millones de niños ucranianos necesitan ayuda humanitaria a causa del impacto de la guerra en el país, desencadenada hace cien días, según ha alertado este miércoles el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), que ha resaltado que casi dos de cada tres niños del país se han visto desplazados por los combates.
UNICEF ha indicado que tres millones de niños en Ucrania y más de 2,2 millones de niños en países de acogida a refugiados necesitan ayuda por el conflicto, que ha provocado además que dos niños mueran y tres resulten heridos al día, principalmente a causa de ataques con armas explosivas contra zonas pobladas.
Asimismo, al menos 256 instalaciones sanitarias y una de cada seis 'escuelas seguras' apoyadas por UNICEF en el este del país, al igual que cientos de centros educativos en el resto del territorio ha sufrido daños a causa de la guerra, que ha provocado que las condiciones para los niños en el este y el sur sean "cada vez más desesperadas".
"El 1 de junio es el Día Internacional para la Protección de los Niños en Ucrania y en toda la región", ha dicho la directora ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell. "En lugar de celebrar la ocasión, nos acercamos solemnemente al centésimo día de una guerra que ha destrozado la vida de millones de niños. Sin un alto el fuego urgente y una paz negociada, los niños seguirán sufriendo y las consecuencias de la guerra afectarán a los niños vulnerables de todo el mundo", ha agregado.
"Murió en mis manos"
Viacheslav, de 18 años, ha relatado en declaraciones al organismo que su madre murió a causa del impacto de dos proyectiles de mortero cerca de su casa en la región de Donetsk (este). "Murió en mis manos", ha dicho, antes de agregar que uno de los proyectiles cayó "a unos pasos" de donde se encontraban.
"Cuando abrí los ojos vi a mi madre tirada, apoyada sobre un costado. Sus últimas palabras fueron 'estoy bien'", ha manifestado Viacheslav, quien ha quedado a cargo de dos hermanas y dos hermanos menores. "Cuando entré en casa lo entendieron todo. Entendieron todo. Nicole me preguntó si había alguna posibilidad de que siguiera viva. Hice todo lo posible", ha agregado.
UNICEF ha resaltado que los niños lograron trasladarse a un lugar seguro en la zona occidental de Ucrania. "Quiero que tengan el futuro por el que están tan motivados. Sé que haré todo por conseguirlo", ha manifestado Viacheslav.
Anastasia, de 24 años, tuvo que huir de la ciudad de Berdiansk junto a su pareja, Igor, de 34 años, y sus dos hijos de uno y tres años. "No decimos a nuestros hijos que hay una guerra. Nuestros hijos no lo saben. Les decimos que estamos en un viaje a las montañas o que vamos a visitar a familiares, pero durante todo el camino uno de ellos gritaba: 'No quiero, no quiero ir a las montañas'", ha relatado.
"Necesitamos que nuestros hijos estén abrigados"
Anastasia y su pareja llegaron a la vivienda de un familiar en el este del país tras cinco días de viaje a través de zonas de conflicto. "Fue un alivio cuando llegamos, pero luego empezamos a hacer frente a problemas del hogar", ha resaltado.
"La habitación está fría y necesitamos que nuestros hijos estén abrigados. No hay agua caliente y no hay un sitio para fregar, por lo que tenemos un barreño grande en el que nos bañamos nosotros y a nuestros hijos. El único baño está fuera", ha indicado.
"Estoy muy orgullosa de mis hijos. Soportaron el viaje muy bien. Estábamos muy preocupados, no esperábamos tardar tanto. Sólo Dios sabe lo que hemos pasado. Fue muy incómodo, pero lo hicieron muy bien", ha destacado Anastasia.
Artem, de nueve años y que vive ahora en un sótano en Járkov (este), ha explicado que el lugar "es más seguro" debido a que "es peligroso fuera debido a que un misil podría alcanzarles y no habría dónde esconderse".
"Por ejemplo, si te quedas en casa puede caer cristal de una ventana. Si te sientas cerca del cristal te puede hacer mucho daño", ha argüido, antes de agregar que en el sótano "hace los deberes" ante la imposibilidad de salir fuera por el peligro.
"Al principio pensaba que todo duraría dos o tres días, pero tras estar aquí atrapado una semana me di cuenta de que sería un tiempo más largo. Llevamos aquí cerca de dos meses y medio, ha dicho Artem, quien vive junto a sus padres y sus hermanas.
"La guerra le ofende"
El niño ha subrayado que "la guerra le ofende". "Quiero ir ya a casa, no es interesante estar aquí atrapado. Hay una esperanza, que es que la guerra termine pronto, todo esté bien, haya paz y podamos jugar con los amigos y verlos en la escuela", ha apuntado.
En este sentido, UNICEF ha hecho hincapié en que la guerra ha causado una "crisis aguda de protección infantil", que incluye que los niños que huyen de la violencia se encuentran ante un riesgo "significativo" de separación familiar, violencia, abuso, explotación sexual y trata de seres humanos. Además, la mayoría de ellos han estado expuestos a eventos profundamente traumáticos y necesitan seguridad, estabilidad, servicios de protección infantil y apoyo psicosocial.
El organismo ha alertado además en que la guerra y las condiciones de desplazamiento están socavando los medios de subsistencia, dejando a familias sin ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades básicas, motivo por el que ha reiterado su llamamiento a un alto el fuego inmediato y un acceso humanitario completo para dar ayuda a las personas que la necesiten.
UNICEF ha incidido en que la organización y sus socios han entregado suministros médicos y de salud a casi 2,1 millones de personas en zonas afectadas por la guerra, al tiempo que han dado apoyo psicosocial a más de 610.000 niños y cuidadores y han entregado materiales de aprendizaje a cerca de 290.000 niños. Además, casi 300.000 familias vulnerables se han inscrito en el programa humanitario conjunto de ayudas en efectivo de UNICEF y del Ministerio de Política Social de Ucrania.
El organismo ha hecho un llamamiento por valor de 624,2 millones de dólares estadounidenses (unos 579 millones de euros) para financiar su respuesta humanitaria dentro de Ucrania, y un llamamiento de otros 324,7 millones de dólares estadounidenses (unos 300 millones de euros) para su respuesta en los países de acogida de refugiados.