Greenpeace ha presentado este martes, 13 de marzo, el informe Único sentido: 2025 sin carbón ni energía nuclear en el que concluye que es "viable técnicamente" sustituir la potencia nuclear y de carbón en 2025, tanto desde el punto de vista de cobertura de demanda, como del de la estabilidad de frecuencia.
"Con este estudio, Greenpeace demuestra que se termina el falso dilema entre carbón o nuclear: ambos pueden desaparecer simultáneamente y la futura ley de cambio climático tiene que establecer el fin de ambos en 2025", ha asegurado la responsable de la campaña de Energía de Greenpeace, Raquel Montón.
Según la organización ecologista, existen varias opciones, que se diferencian en términos económicos y de emisiones, al tiempo que apelan a la voluntad política para llevar a cabo el cambio. En este sentido, Montón afirma que "este estudio demuestra que el cierre simultáneo del carbón y las nucleares no es un problema técnico, ni tampoco económico, es solo una decisión política".
"En las peores condiciones posibles, la seguridad de suministro está garantizada, y en todos los casos la alta penetración de renovables y el ahorro energético disminuyen los costes", añade.
En el análisis del estudio, los autores han construido escenarios de demanda eléctrica, de generación convencional y de inversión en energías renovables, para 2025 y 2030 –respetando como mínimo el cumplimento de las directivas europeas–, realizado con parámetros de seguridad y teniendo en cuenta los casos más desfavorables de producción hidroeléctrica o eólica, según detalla Greenpeace.
En una primera parte del estudio, los autores han analizado la viabilidad del sistema de generación eléctrico sin ninguna inversión adicional en centrales convencionales, utilizando distintos instrumentos de flexibilidad, entre ellos el efecto de la carga inteligente de los vehículos eléctricos o de la gestión de la demanda. Ambos instrumentos por sí solos, en determinadas condiciones, podrían conseguir que el sistema fuera viable en estas condiciones de estrés, puntualizan.
Una segunda parte del estudio introduce elementos de inversión adicional, sin las medidas de flexibilidad anteriores, y revela que la diferencia entre el coste total de un escenario sin carbón ni nuclear (con un crecimiento de la demanda eléctrica contenido y alto porcentaje de renovables), frente a uno con nucleares y carbón (con crecimiento de la demanda elevado y el mínimo porcentaje de renovables para el cumplimiento de las directivas europeas) es del 1,8%, lo que supone 186 millones de euros.
Además, el estudio concluye que la retirada del carbón supone un ahorro de emisiones de CO2 para el sistema y su coste disminuye en los escenarios de baja demanda y alta penetración de renovables, mientras que el cierre ordenado de las centrales nucleares en 2025 supone un aumento de coste del sistema de entre 800 y 1.200 millones de euros al año, es decir, entre un 6 y un 20% del coste total del sistema de generación.
El documento precisa que cuando se consideran valores medios para la producción hidráulica y eólica, los costes absolutos de operación y las emisiones se reducen, y aumenta el porcentaje de energías renovables, a igualdad del resto de circunstancias, entre un 5 y un 8% según los escenarios.
Greenpeace añade que, aunque los resultados muestran la necesidad, en determinadas circunstancias, de incorporar centrales que complementen la producción de las renovables, en la mayoría de las ocasiones (como sería en un año promedio de agua y viento) esas centrales adicionales de gas no llegarían a funcionar nunca, con lo que no producirían emisiones.
Así, indica que con una mayor producción hidroeléctrica o eólica –que es lo probable–, además de bajar el coste de operación (lo que cuesta que el sistema funcione), dada la actual configuración de precios del mercado, se abaratará el precio mayorista.
A su vez, la organización argumenta que si se utilizan instrumentos de flexibilidad como la gestión de la demanda, la carga y descarga inteligente de vehículos, etc. se va a facilitar el mayor aprovechamiento de las renovables, y consecuentemente abaratar el precio mayorista.
Peticiones a los partidos
A juicio de Montón, el cierre simultáneo del carbón y las nucleares en España "es el primer paso imprescindible para encaminar el país hacia un sistema 100% renovable, eficiente e inteligente" por lo que ve "imprescindible elaborar un plan de cierre de las energías sucias y su sustitución por renovables, y no la cadena perpetua al carbón y la nuclear que quiere imponer por ley el Gobierno".
Por este motivo, Greenpeace pide a los partidos políticos que van a elaborar la Ley de Cambio Climático y Transición Energética que garanticen el cumplimiento del Acuerdo de París, transformen el sistema energético actual en "un sistema inteligente, eficiente y 100% renovable"; se establezca el 2025 como fecha límite para el cierre del carbón y no se concedan nuevas licencias de explotación nuclear.
Reclaman además que se abandone cualquier nueva normativa que obstaculice los cierres de dichas centrales; faciliten la participación democrática en el sector energético; establezcan un marco jurídico "definido, previsible y estable" para las renovables y la eficiencia energética, con el fin ded favorecer las inversiones y asegurar el cumplimiento de los objetivos; y aseguren que la transición a este sistema energético sea "justa e inclusiva".
El documento hecho público este martes recoge las principales conclusiones de un informe más amplio que lleva por lema Estudio técnico de viabilidad de escenarios de generación eléctrica en el medio plazo en España, realizado para Greenpeace por el Instituto de Investigación Tecnológica (IIT) de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Universidad de Comillas de Madrid.