Un nuevo estudio titulado Inercia inducida por la acumulación de desechos en los giros subtropicales, publicado en Geophysical Research Letters, sobre cómo las corrientes oceánicas transportan desechos flotantes de origen humano, está ayudando a explicar cómo se forman los parches de basura en los océanos del mundo.
Investigadores de la Universidad de Miami (UM) y sus colegas han desarrollado un modelo matemático que simula el movimiento de pequeños objetos esféricos flotando en la superficie del océano.
Los investigadores alimentan los datos del modelo sobre corrientes y vientos para simular el movimiento de los desechos marinos. Los resultados del modelo se compararon luego con los datos de las boyas de superficie de la base de datos del Global Drifter Program de la NOAA.
Los datos tanto de las boyas ancladas como libres, fueron usados con el tiempo para ver cómo se acumulaban en los cinco giros oceánicos –sistemas de corrientes rotativas– en un período aproximado de 20 años.
Francisco Beron-Vera, profesor asociado de investigación en el Departamento de Ciencias Atmosféricas de la Escuela UM Rosenstiel de la Universidad de Miami y autor principal del estudio, dijo: "Encontramos que las boyas no ancladas se acumulan en los centros de los giros, precisamente donde se acumulan residuos plásticos para formar las grandes manchas de basura. Mientras, las boyas ancladas, que están diseñados para seguir de cerca el movimiento del agua, tardan un tiempo mucho más largo en acumularse en el centro de los giros".
Múltiples aplicaciones
El estudio, que tiene en cuenta los efectos combinados del agua y la resistencia inducida por el viento sobre estos objetos, encontró que la acumulación de desechos marinos en los giros subtropicales es demasiado rápida para ser debida únicamente al efecto de los vientos alisios que convergen en estas regiones.
"Demostramos que el tamaño y el peso de las boyas deben ser tomados en cuenta para explicar completamente la acumulación", dijo Maria Josefina Olascoaga, profesora asociada del Departamento de Ciencias Oceánicas de la UM Rosenstiel School y coautora del estudio.
La imagen muestra la densidad de desechos tras año y medio de evolución, a partir de una distribución uniforme bajo la acción combinada de corrientes oceánicas y vientos reanalizados.
El modelo podría utilizarse para rastrear naufragios, desechos de aviones, hielo marino y contaminación entre otras muchas aplicaciones prácticas, según los investigadores.
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