A menos de seis meses para que dé comienzo la Presidencia española de la Unión Europea, la Asociación Cultural Brasileña Maloka, Amigos de la Tierra, ATTAC, Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), Ecologistas en Acción y Fridays for Future Madrid, han realizado una concentración ante el Ministerio de Asuntos Exteriores en Madrid para mostrar el rechazo de la sociedad civil al acuerdo de libre comercio entre la UE y los países de Mercosur (Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina) y pedirle al Gobierno español que no lo ratifique.
En la concentración —convocada por la campaña estatal No a los Tratados de Comercio e Inversión— las activistas han sujetado unas letras gigantes que formaban el mensaje No al acuerdo comercial UE-Mercosur, dirigido al Gobierno español para que dé un cambio de rumbo en su política comercial.
Las activistas han denunciado la incoherencia en las promesas del Gobierno para hacer frente a los grandes retos que tenemos por delante —como la crisis climática y ambiental o la brecha de las desigualdades—, ya que la entrada en vigor de este acuerdo comercial se traduce en más deforestación, pérdida de biodiversidad, emisiones de gases de efecto invernadero, aislamiento del pequeño campesinado, violaciones de derechos de los pueblos originarios y desigualdad.
El acuerdo UE-Mercosur vio la luz en junio de 2019, cuando se alcanzó un pacto político entre las dos regiones tras más de 20 años de negociaciones. Sin embargo, durante los tres últimos años, la ratificación del acuerdo ha estado en punto muerto debido al fuerte rechazo de algunos países como Francia o Austria y más de 450 organizaciones a ambos lados del Atlántico. Ahora, la salida de Jair Bolsonaro de la Presidencia brasileña después de cuatro años de mandato ha supuesto un giro de 180º en el guión.
Relanzar este polémico acuerdo comercial
Desde el pasado mes de octubre, cuando Lula da Silva ganó la primera vuelta de las elecciones brasileñas, altos cargos de la Comisión Europea y de gobiernos europeos no han perdido ocasión para insistir en que se abre una nueva oportunidad para relanzar este polémico acuerdo comercial. De hecho, el Gobierno español ha dejado claras sus intenciones de conseguir la ratificación del acuerdo UE-Mercosur (además de otros acuerdos con América Latina) durante el segundo semestre de 2023, coincidiendo con la Presidencia española de la UE.
Con esta concentración, las activistas han dejado claro su mensaje: “Gobierne quien gobierne, el acuerdo UE-Mercosur seguirá siendo nocivo para las personas y el planeta”. Han recordado que el objetivo principal del acuerdo es aumentar el comercio entre las dos regiones a través de la reducción o eliminación de los aranceles comerciales de un gran número de productos. Entre ellos se encuentran materias primas vinculadas a la deforestación y a la violación de derechos humanos, como minerales clave para la transición energética europea, soja para la fabricación de piensos y biocombustibles, o carne de vacuno para consumo humano.
Sostienen que “las promesas de Lula para alcanzar la “deforestación cero” y proteger los territorios pertenecientes a las comunidades indígenas son un halo de esperanza frente al desmantelamiento de las políticas ambientales y de los derechos de los pueblos originarios sufrido con el Gobierno de Bolsonaro”. Pero este viraje en la política brasileña “en ningún caso puede servir para justificar la aprobación de un acuerdo comercial que profundiza la deforestación y la crisis climática, que favorece los intereses de grandes empresas extractivas como la minería o la agroindustria y que ahoga, aún más, a las pequeñas explotaciones agrícolas y ganaderas de ambas regiones”.
Europa, y en concreto España, afirman que quieren fortalecer las relaciones con América Latina. “Detrás de todo esto, lo que se deja entrever es la carrera de la UE por asegurarse el acceso y control de materias primas clave, algo que Europa prefiere llamar “autonomía estratégica de la UE”. Y en esta supuesta autonomía, los acuerdos de libre comercio son una pieza crucial”, afirman.
Otro modelo comercial alineado con el Clima
Marta García Pallarés, portavoz de Ecologistas en Acción, ha declarado: “Con esta concentración, la sociedad civil ha vuelto a reivindicar otro modelo comercial, que esté alineado con los compromisos del Acuerdo de París, con la Agenda 2030, con la estrategia de la Granja a la Mesa y con el respeto absoluto de los derechos humanos”.
Andrés Muñoz Rico, responsable de Soberanía Alimentaria de Amigos de la Tierra, ha afirmado que " con la ratificación de este Acuerdo se agravaría no sólo la emergencia climática, sino la destrucción de la actividad agraria y ganadera campesina en nuestro país, al igual que en los países del Mercosur. Necesitamos por tanto un cambio de rumbo del gobierno español, que en breve asumirá la presidencia rotatoria de la UE"
A menos de seis meses para que dé comienzo la Presidencia española de la Unión Europea, la Asociación Cultural Brasileña Maloka, Amigos de la Tierra, ATTAC, Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), Ecologistas en Acción y Fridays for Future Madrid, han realizado una concentración ante el Ministerio de Asuntos Exteriores en Madrid para mostrar el rechazo de la sociedad civil al acuerdo de libre comercio entre la UE y los países de Mercosur (Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina) y pedirle al Gobierno español que no lo ratifique.
En la concentración —convocada por la campaña estatal No a los Tratados de Comercio e Inversión— las activistas han sujetado unas letras gigantes que formaban el mensaje No al acuerdo comercial UE-Mercosur, dirigido al Gobierno español para que dé un cambio de rumbo en su política comercial.
Más deforestación, pérdida de biodiversidad
Las activistas han denunciado la incoherencia en las promesas del Gobierno para hacer frente a los grandes retos que tenemos por delante —como la crisis climática y ambiental o la brecha de las desigualdades—, ya que la entrada en vigor de este acuerdo comercial se traduce en más deforestación, pérdida de biodiversidad, emisiones de gases de efecto invernadero, aislamiento del pequeño campesinado, violaciones de derechos de los pueblos originarios y desigualdad.
El acuerdo UE-Mercosur vio la luz en junio de 2019, cuando se alcanzó un pacto político entre las dos regiones tras más de 20 años de negociaciones. Sin embargo, durante los tres últimos años, la ratificación del acuerdo ha estado en punto muerto debido al fuerte rechazo de algunos países como Francia o Austria y más de 450 organizaciones a ambos lados del Atlántico. Ahora, la salida de Jair Bolsonaro de la Presidencia brasileña después de cuatro años de mandato ha supuesto un giro de 180º en el guión.
Desde el pasado mes de octubre, cuando Lula da Silva ganó la primera vuelta de las elecciones brasileñas, altos cargos de la Comisión Europea y de gobiernos europeos no han perdido ocasión para insistir en que se abre una nueva oportunidad para relanzar este polémico acuerdo comercial. De hecho, el Gobierno español ha dejado claras sus intenciones de conseguir la ratificación del acuerdo UE-Mercosur (además de otros acuerdos con América Latina) durante el segundo semestre de 2023, coincidiendo con la Presidencia española de la UE.
Con esta concentración, las activistas han dejado claro su mensaje: “Gobierne quien gobierne, el acuerdo UE-Mercosur seguirá siendo nocivo para las personas y el planeta”. Han recordado que el objetivo principal del acuerdo es aumentar el comercio entre las dos regiones a través de la reducción o eliminación de los aranceles comerciales de un gran número de productos. Entre ellos se encuentran materias primas vinculadas a la deforestación y a la violación de derechos humanos, como minerales clave para la transición energética europea, soja para la fabricación de piensos y biocombustibles, o carne de vacuno para consumo humano.
“Deforestación cero”: un halo de esperanza
Sostienen que “las promesas de Lula para alcanzar la 'deforestación cero' y proteger los territorios pertenecientes a las comunidades indígenas son un halo de esperanza frente al desmantelamiento de las políticas ambientales y de los derechos de los pueblos originarios sufrido con el Gobierno de Bolsonaro”. Pero este viraje en la política brasileña “en ningún caso puede servir para justificar la aprobación de un acuerdo comercial que profundiza la deforestación y la crisis climática, que favorece los intereses de grandes empresas extractivas como la minería o la agroindustria y que ahoga, aún más, a las pequeñas explotaciones agrícolas y ganaderas de ambas regiones”.
Europa, y en concreto España, afirman que quieren fortalecer las relaciones con América Latina. “Detrás de todo esto, lo que se deja entrever es la carrera de la UE por asegurarse el acceso y control de materias primas clave, algo que Europa prefiere llamar “autonomía estratégica de la UE”. Y en esta supuesta autonomía, los acuerdos de libre comercio son una pieza crucial”, afirman.
Marta García Pallarés, portavoz de Ecologistas en Acción, ha declarado: “Con esta concentración, la sociedad civil ha vuelto a reivindicar otro modelo comercial, que esté alineado con los compromisos del Acuerdo de París, con la Agenda 2030, con la estrategia de la Granja a la Mesa y con el respeto absoluto de los derechos humanos”.
Andrés Muñoz Rico, responsable de Soberanía Alimentaria de Amigos de la Tierra, ha afirmado que " con la ratificación de este Acuerdo se agravaría no sólo la emergencia climática, sino la destrucción de la actividad agraria y ganadera campesina en nuestro país, al igual que en los países del Mercosur. Necesitamos por tanto un cambio de rumbo del gobierno español, que en breve asumirá la presidencia rotatoria de la UE"
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