Si bien las operaciones clandestinas de influencia para manipular la opinión pública han ganado una atención considerable desde la acusación de intervención rusa en las elecciones estadounidenses de 2016, la reciente guerra de Rusia contra Ucrania ha contribuido a intensificar el debate sobre el impacto nocivo de tales operaciones.
Desde 2015, la UE ha desarrollado varias iniciativas para identificar y combatir las campañas de desinformación e influencia que intentan, a su vez, socavar el orden democrático y explotar divisiones sociales que impactan en los derechos humanos creando más polarización a su alrededor.
Aunque estos movimientos representan una reacción hostil contra los avances en igualdad de género (un valor fundamental de la Unión Europea), se ha prestado menos atención al efecto en esta igualdad de género de las campañas de desinformación.
La narrativa “contra la ideología de género”
Estas campañas construyen una narrativa basada en argumentos identitarios para deslegitimar el proyecto de integración europea, acusando a la UE de imponer valores culturales contrarios a los locales. Una estrategia que se basa en:
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la representación de la igualdad de género y los derechos del colectivo LGBTI como una amenaza existencial a la identidad nacional, donde las narrativas se centran en atacar la que denominan “ideología de género”;
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tratar los derechos del colectivo LGBTI como una forma de neocolonialismo, presentándolos como una “amenaza a la seguridad de los niños”;
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alertar contra la promoción de la sexualidad y las expresiones de género “antinaturales”, destacando la necesidad de proteger el orden “natural” del mundo y los derechos “naturales” de la familia.
Dichos discursos, centrados en el Occidente malvado, decadente e inmoral, son promovidos por Rusia y sus aliados en la UE, y en países que aspiran a unirse al proyecto europeo.
Los actores que atacan las políticas de protección de la igualdad de género tienen un carácter cada vez más organizado y están financiados transnacionalmente, desde tres geografías principales: países europeos (que representan el 60% de la financiación), Rusia y EE.UU. Se ha creado así una infraestructura antiderechos humanos, que recurre a la desinformación como una de sus principales herramientas.
La resistencia a la igualdad de género y a los derechos del colectivo LGBTI existía previamente en diferentes países europeos en grados variables. Aun así, las narrativas promovidas por Rusia y otros actores fortalecieron, aunque indirectamente, a los partidos populistas en Europa, cuya agenda se solapa con la de Moscú, al menos en temas de igualdad de género. De hecho, algunos estudios sugieren que las narrativas extranjeras se coproducen a menudo con socios locales, acompañadas por un aumento notable de los discursos de odio en el ciberespacio.
Objetivo prioritario: políticas, feministas, periodistas y activistas
Además, se ha verificado que las campañas de desinformación se dirigen especialmente contra las mujeres en política a través del acoso cibernético, con el objetivo de socavar su credibilidad.
Tales ataques son más pronunciados en relación con las mujeres políticas pertenecientes a grupos minoritarios y también contra aquellas que defienden posturas feministas, periodistas y activistas.
Su objetivo es disuadir a las mujeres de participar en la vida política y ser demasiado visibles en la esfera pública. Esto se traduce en la creciente polarización social sobre igualdad de género y podría llevar a derogar o revertir algunas conquistas legales.
La Comisión Europea presidida por Ursula Von der Leyen ha asumido un compromiso con la igualdad de género, elemento clave para el mantenimiento del Estado de Derecho en Europa.
La adopción de la Estrategia de Igualdad de Género (2020-2025) promueve la creación de un espacio europeo en el que mujeres y hombres, niñas y niños, en su diversidad, tengan las mismas oportunidades de prosperar y liderar.
Si bien la UE es líder mundial en igualdad de género, esta tendencia puede ser revertida o verse comprometida. Los ataques al Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica son un claro ejemplo de ello.
Populismo ultraconservador
La retórica populista y ultraconservadora de la extrema derecha calificó al Convenio como un peligroso intento liberal de imponer una “ideología de género”. Kantola y Lombardo dan cuenta de cómo estos partidos se opusieron a menudo a la igualdad de género de manera directa en el Parlamento Europeo, refutando estudios anteriores que sugerían que la igualdad de género está tan ampliamente aceptada en los círculos de la UE que la oposición se hace principalmente de manera indirecta.
Constatamos que existe una notable falta de investigación académica dedicada a la dimensión del género en la desinformación en el ámbito internacional, para comprender cómo afecta al proceso democrático. Además, son necesarias contranarrativas específicas y localizadas que faciliten el empoderamiento de las mujeres y que mitiguen estos ataques organizados a la igualdad de género.
En definitiva, combatir este fenómeno es una responsabilidad conjunta y esencial para la preservación de la democracia a todos los niveles: europeo, nacional, regional y local.
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