Sanofi y GSK, dos de las mayores multinacionales farmacéuticas del mundo, han anunciado este martes su intención de desarrollar de manera conjunta una vacuna adyuvante para COVID-19, utilizando innovadores tecnología de ambas compañías, que esperan entre en ensayos clínicos en la segunda mitad de 2020 y, si tiene éxito, pueda estar disponible en la segunda mitad de 2021.
Según informan en un comunicado, Sanofi contribuirá con su antígeno COVID-19 de proteína S, que se basa en ADN recombinante. Mientras, GSK contribuirá con su tecnología adyuvante pandémica. Según señalan, el uso de un adyuvante puede ser de particular importancia en una situación de pandemia ya que puede reducir la cantidad de proteína de vacuna requerida por dosis, lo que permite que se produzcan más dosis de vacuna y contribuyendo así a proteger a más personas.
"A medida que el mundo se enfrenta a esta crisis de salud mundial sin precedentes, está claro que ninguna compañía puede hacerlo sola", ha señalado Paul Hudson, director ejecutivo de Sano. "Esta colaboración reúne a dos de las compañías de vacunas más grandes del mundo. Al combinar nuestro cientíco experiencia, tecnologías y capacidades, creemos que podemos ayudar a acelerar el esfuerzo global para desarrollar una vacuna para proteger a tantas personas como sea posible de COVID-19", ha añadido Emma Walmsley, directora ejecutiva de GSK.
Según explican, la combinación de un antígeno basado en proteínas junto con un adyuvante está bien establecida y se usa en varias vacunas disponibles en la actualidad. Se agrega un adyuvante a algunas vacunas para mejorar la respuesta inmune y se ha demostrado que crea una inmunidad más fuerte y duradera contra las infecciones que la vacuna sola. También puede mejorar la probabilidad de administrar una vacuna efectiva que se pueda fabricar a escala.
Mientras tanto, las autoridades sanitarias de China han aprobado el inicio de los ensayos clínicos de tres vacunas contra COVID-19, según ha informado este martes el Ministerio de Ciencia y Tecnología del país asiático donde se inició la pandemia.
Una vacuna basada en vectores de adenovirus, desarrollada por un equipo de investigación dirigido por Chen Wei, académica de la Academia de Ingeniería de China e investigadora del Instituto de Medicina Militar, subordinado a la Academia de Ciencias Militares, ha sido la primera aprobada para el ensayo clínico.
Primera prueba en segunda fase
La primera fase de las pruebas clínicas se completó a finales de marzo y la segunda comenzó el 12 de abril. Se trata de la primera vacuna contra COVID-19 a nivel mundial que ha entrado en la segunda etapa de ensayos clínicos, según la Organización Mundial de la Salud.
La pandemia del nuevo coronavirus originado en la ciudad china de Wuhan ha dejado hasta la fecha más de 1,9 millones de personas contagiadas y ha acabado con la vida de más de 115.000 personas en 185 países, según los datos oficiales recopilados por la Universidad Johns Hopkins de Baltimore (Estados Unidos).
En estos momentos existen más de 60 vacunas contra la COVID-19 en desarrollo en todo el mundo, según la web creada por la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres (Reino Unido). De estas, cinco han empezado sus pruebas con pacientes humanos: cuatro están en fase I y una en fase II. Pero desgraciadamente, ninguna estará lista antes de que finalice el actual brote.
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