Un estudio, publicado en la revista Frontiers in Ecology and Evolution, ha desarrollado una nueva metodología para estudiar el impacto de los trenes de alta velocidad sobre las aves. Para ello, se ha instalado un sistema de vídeo en la cabina de las locomotoras durante más de 14.000 km de circulación a velocidades de 250-300 km/h.
“Esto ha permitido obtener la primera estimación publicada de mortalidad de aves por los trenes de alta velocidad y entender mejor los comportamientos de las que condicionan el atropello”, señala Juan Malo, autor del estudio e investigador en la Universidad Autónoma de Madrid, que ha colaborado con Renfe en este proyecto LIFE+ Impacto Cero de la Unión Europea.
Los resultados han logrado registrar 1.090 grabaciones de aves frente a la cabina para comprender mejor cuáles sufren más riesgo y por qué. Los científicos han obtenido así datos mucho más precisos que los que se podrían haber obtenido hace unos años.
Sin tiempo para reaccionar
En concreto, los expertos han calculado que un AVE en marcha se cruza con aves en las proximidades de su frontal cada 14 kilómetros de recorrido, aproximadamente y atropella un ave cada 350 kilómetros circulados. “En la línea Madrid-Levante, en la que se ha realizado el trabajo, pueden atropellarse al año unas 60 aves por kilómetro entre Madrid y Motilla del Palancar, y 26 aves por kilómetro en el tramo entre Motilla del Palancar y Albacete”, recalca Malo.
Según el trabajo, alrededor de un tercio de los cruces de la vía ocurren por debajo de la catenaria, lo que corresponde a aves que se arriesgan a ser atropelladas. “Además, más del 25% de los cruces de aves frente al tren tienen como protagonistas a pájaros que se encontraban posados en el suelo, las vías o los cables de la propia infraestructura momentos antes del paso del tren”, indica el investigador.
El registro de vídeo también ha permitido comprobar que las aves reaccionan generalmente a una distancia del tren de 60 a 136 metros, por lo que su alta velocidad les deja poco tiempo para escapar. “Como consecuencia, una pequeña fracción de las aves que pueden avistarse desde el frontal de un tren acaban muriendo atropelladas”, añade.
Para reducir el número de atropellos de aves, el equipo de investigación propone estudiar procedimientos para que, en primer lugar, las aves no usen elementos de la infraestructura, y en segundo lugar se establezcan sistemas que disminuyan la frecuencia con la que los animales vuelan a través del área de riesgo por la que circulan los trenes. Este último es un objetivo específico del proyecto LIFE+ Impacto Cero.
“Los datos publicados servirán para informar sobre las evaluaciones de impacto ambiental que se hagan en el futuro en las vías de ferrocarril que vayan a construirse, y para orientar el diseño de medias correctoras”, concluye Malo.
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