Un trabajo liderado por el Instituto de Ciencias del Mar del CSIC en Barcelona ha estudiado la respuesta al calentamiento de poblaciones de gorgonia roja (Paramuricea clavata) del Mediterráneo. Estudiar este aspecto es clave para descubrir la vulnerabilidad de las especies al calentamiento de las aguas del Mediterráneo. Los resultados se acaban de publicar en la revista Scientific Reports.
El trabajo ha sido posible gracias a las instalaciones de acuarios experimentales del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC y ha contado con la colaboración de científicos de la Universidad de Barcelona y de la Universidad de Girona.
Para el estudio se tomaron muestras de gorgonias de tres regiones del Mediterráneo (Costa Catalana, Costas de Provenza y Córcega). Con el fin de ver si la respuesta variaba en función de su procedencia, se seleccionaron poblaciones que viven en condiciones de temperatura muy diferentes y se han mantenido en los acuarios a diferentes temperaturas.
Umbral crítico: los 25 ºC
Los experimentos permitieron identificar los 25 ºC como la temperatura critica para la gorgonia roja. Tal como vieron los científicos, cuando las poblaciones son sometidas a esta temperatura, en menos de una semana muestran los primeros signos de necrosis. Cuando se exponen a temperaturas superiores a 26ºC, en pocos días más del 90% de las colonias mueren en su totalidad.
Una vez identificada la temperatura crítica, las poblaciones se mantuvieron a 25ºC durante unos 30 días. “La hipótesis de trabajo”, explica el científico del ICM-CSIC Joaquim Garrabou, “era que las poblaciones que normalmente viven en condiciones más frías presentarían un mayor impacto al estrés térmico que aquellas poblaciones que viven en contextos térmicos más cálidos”.
Sin embargo, el resultado del estudio mostró que la respuesta no está ligada a la geografía ni a los contextos térmicos en los que habitan normalmente las gorgonias ya que los ejemplares de contextos más cálidos no necesariamente resistían mejor el calor que las de contextos más fríos. Aun así, “la buena noticia”, explica Joaquim Garrabou, “es que todas las poblaciones mostraron algunas colonias resistentes al calor, independientemente del área de origen”.
Identificar colonias resistentes sería útil para plantear acciones de restauración ante el escenario futuro de calentamiento global, ya que permitiría seleccionar aquellas más termorresistentes. Colonias que, se supone, tendrían la capacidad genética de adaptarse y resistir mejor el calor.
Los resultados del experimento se combinaron con un análisis de la genética de poblaciones, lo que permitió identificar la deriva genética como un proceso clave que podría limitar la capacidad de adaptación de las poblaciones.
Especie estructural que genera hábitats
Este trabajo es importante para abordar el análisis sobre la vulnerabilidad de los ecosistemas mediterráneos al cambio climático. La gorgonia roja (Paramuricea clavata) es una especie de las llamadas estructurales: es fuente de alimento y refugio de peces juveniles e invertebrados, por lo que su presencia genera hábitats para muchos otros organismos. Por ello, conocer los impactos sobre sus poblaciones permitirá explorar las consecuencias sobre las comunidades que estructuran.
Tal como explica Joaquim Garrabou, en principio “los escenarios de calentamiento indican que para finales del presente siglo, en promedio, la temperatura del Mediterráneo subirá 3 ºC (a razón de 0,3 ºC por década)”.
Sin embargo, las observaciones disponibles muestran unas tasas de calentamiento que son, de hecho, “superiores en muchas zonas del Mediterráneo, por lo que es de esperar que las poblaciones sufran un mayor número de casos de mortalidad”, indica Cristina Linares de la Facultad de Biología de la Universidad de Barcelona. “Por ello es necesario reforzar las medidas de conservación de las poblaciones de gorgonia roja y de las comunidades emblemáticas del coralígeno que caracterizan”, añade esta investigadora.