El cambio climático puede quitarnos el sueño y no sólo metafóricamente. Las noches que son más calientes de lo normal pueden dañar el sueño humano, siendo los pobres y ancianos los más afectados, según muestran investigadores en un nuevo documento. De acuerdo con sus conclusiones, si no se aborda el cambio climático, las temperaturas en 2050 podrían costar a los estadounidenses millones de noches adicionales de sueño insuficiente por año. En 2099, la cifra podría aumentar varios cientos de millones de noches más de sueño perdido anualmente.
El estudio fue dirigido por Nick Obradovich, quien realizó gran parte de la investigación como estudiante de doctorado en Ciencias Políticas en la Universidad de California en San Diego, Estados Unidos. Se inspiró para investigar la cuestión por la ola de calor que azotó San Diego en octubre de 2015, cuando él mismo experimentó problemas para dormir y detectó que sus compañeros también parecían haber pasado por lo mismo.
Publicada por Science Advances, la investigación representa el mayor estudio del mundo real hasta la fecha para encontrar una relación entre los informes de sueño insuficiente y las temperaturas inusualmente cálidas de la noche. "Otros investigadores han establecido bien que el sueño es un componente crítico de la salud humana. Dormir demasiado poco puede hacer a una persona más susceptible a enfermedades y patologías crónicas, y puede dañar el bienestar psicológico y el funcionamiento cognitivo", dice Obradovich.
"Lo que nuestro estudio demuestra no es sólo que la temperatura ambiente puede desempeñar un papel en la interrupción del sueño sino también que el cambio climático podría empeorar la situación aumentando las tasas de pérdida del sueño", agrega Obradovich, ahora investigador postdoctoral en la Escuela Kennedy de Harvard y científico investigador del MIT Media Lab, en Estados Unidos. También es miembro del Centro de Biodiversidad y Conservación Marina en la Institución Scripps de Oceanografía de la UC San Diego.
El estudio comenzó con datos de 765.000 residentes de Estados Unidos entre 2002 y 2011 que respondieron a una encuesta de salud pública, Behavioral Risk Factor Surveillance Survey de los Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades. A continuación, se relacionaron los datos de las noches de sueño insuficiente de las que informaron los participantes con los datos diarios de temperatura de los Centros Nacionales de Información Ambiental. Por último, se combinaron los efectos de las temperaturas inusualmente cálidas en el sueño con las proyecciones del modelo climático.
Efecto negativo que empeora en verano
El principal hallazgo es que aumentos anómalos en la temperatura nocturna en 1ºC se traducen en tres noches de sueño insuficiente por cada 100 individuos por mes. Para poner eso en perspectiva: si tuviéramos un mes de temperaturas nocturnas promedio de 1ºC más alto que lo normal, eso equivale a nueve millones de noches más de sueño insuficiente en un mes en toda la población de Estados Unidos hoy, o 110 millones extra de noches de sueño insuficiente anualmente.
El efecto negativo de las noches más cálidas es más agudo en verano, según la investigación, con una tasa de casi tres veces más alto en verano que en cualquier otra temporada. El efecto tampoco se distribuye uniformemente entre todos los grupos demográficos: aquellos cuyos ingresos son inferiores a 50.000 dólares y quienes son mayores de 65 años son los más afectados. Para las personas mayores, el efecto es el doble que el de los adultos más jóvenes y para el grupo de menores ingresos, es tres veces peor que para las personas que están mejor económicamente.
Utilizando las proyecciones climáticas para 2050 y 2099 por el Earth Exchange de la NASA, el análisis pinta una imagen sombría del futuro si persiste la relación entre las noches más cálidas y el sueño interrumpido. Las temperaturas más cálidas podrían causar seis noches adicionales de sueño insuficiente por cada 100 personas en 2050 y aproximadamente 14 noches extra por cada 100 en 2099.
"Estados Unidos es relativamente templado y, en términos globales, muy próspero", afirma Obradovich. "No tenemos datos de sueño de todo el mundo, pero suponiendo que el patrón es similar, uno puede imaginar que en lugares que son más cálidos o más pobres o ambos, lo que encontraríamos podría ser aún peor", concluye.