Los presupuestos de emisiones representan el límite superior de las emisiones totales de dióxido de carbono (CO2) asociadas con permanecer por debajo de una temperatura promedio global específica. La simplicidad del concepto lo ha convertido en una herramienta atractiva para los responsables de políticas a la hora de realizar esfuerzos por mantenerse por debajo de niveles peligrosos de calentamiento, aunque depende fuertemente de la suposición de una relación lineal entre el aumento de la temperatura global y las emisiones de CO2 acumuladas debidas a la actividad humana.
En su estudio, los investigadores estudiaron cómo los actuales presupuestos de emisión se ven afectados por el fenómeno de retroalimentación no lineal del CO2 y las emisiones de metano causadas por el deshielo del permafrost.
El permafrost es un suelo que ha estado congelado todo el año durante al menos dos años. Debido a los largos periodos de tiempo que permanece congelado, el suelo almacena grandes cantidades de carbono y otros nutrientes de la materia orgánica y, por lo tanto, representa un gran reservorio de carbono, que rara vez se considera en las proyecciones del posible calentamiento global futuro.
La capa superior de permafrost (la capa activa) se descongela periódicamente en el verano, pero en los últimos años, la capa activa de permafrost se ha ido expandiendo gradualmente debido al aumento de las temperaturas. Esto significa que más permafrost se está descongelando y, por lo tanto, liberando el carbono previamente atrapado en la atmósfera.
Proceso irreversible
"La liberación de carbono permafrost de la materia orgánica previamente congelada es causada por el calentamiento global, y sin duda disminuirá el presupuesto de CO2 que podemos emitir al permanecer por debajo de un cierto nivel de calentamiento global. También es un proceso irreversible en el transcurso de algunos siglos, y puede, por lo tanto, considerarse un elemento de 'inclinación' del sistema carbono-clima de la Tierra que pone a prueba la aproximación lineal del marco del presupuesto de emisiones", explica el autor principal del estudio, Thomas Gasser, investigador del Programa de Administración y Servicios de Ecosistemas del Instituto Internacional para Análisis de Sistemas Aplicados (IIASA, por sus siglas en inglés), en Austria.
Según los investigadores, es la primera vez que ese proceso de añadidos se contabiliza adecuadamente en los presupuestos de emisiones y, a su juicio, al hacerlo, se muestra que el mundo está más cerca de exceder el presupuesto para el objetivo a largo plazo del Acuerdo de París de lo que se pensaba.
Preocupantemente, el estudio también muestra que el efecto puede ser aún más significativo para las trayectorias de sobrecarga. Esta extralimitación significa primero sobrepasar el nivel objetivo, y luego volver al objetivo. El Acuerdo de París reconoce explícitamente una trayectoria de sobrecarga, alcanzando su punto máximo a 2 grados Centígrados y luego realizando esfuerzos para volver a 1,5 grados.
Sin embargo, durante el periodo de sobrecarga, el aumento de las temperaturas provocará un mayor deshielo del carbono del permafrost, lo que a su vez generará más carbono liberado que deberá eliminarse de la atmósfera para que la temperatura global disminuya.
"La extralimitación es una estrategia arriesgada y volver a niveles más bajos después de una sobrecarga será extremadamente difícil. Sin embargo, dado que estamos oficialmente en una trayectoria de sobrepasar los límites, tenemos que prepararnos para la posibilidad de que nunca regresemos a niveles más seguros de calentamiento. Los responsables políticos deben entender que no existe una proporcionalidad elemental entre las emisiones de CO2 acumuladas debidas a la actividad humana y la temperatura global, como se creía anteriormente, y que el exceso puede tener graves consecuencias", dice Gasser.
Los investigadores esperan que su trabajo tenga impacto en la comunidad científica al demostrar que los presupuestos de emisión no son una herramienta tan simple como se pensó por primera vez y que también ayudará a informar a los formuladores de políticas sobre el diseño de futuras estrategias de mitigación climática.