La investigación, que ha sido publicada este miércoles 14 de diciembre en la revista Genoma Biología, ha estado coordinada por científicos de la Estación Biológica de Doñana (CSIC), financiada por Banco Santander y gestionada por la Fundación General CSIC. Además, ha sumado los esfuerzos de 50 científicos pertenecientes a los grupos de investigación de doce instituciones, dos de ellas extranjeras, que cubren áreas diversas, como bioinformática, genómica, oncología, evolución o conservación.
El del lince ibérico, según ha explicado la Fundación, es uno de los genomas con menor diversidad genética, incluso inferior al de otros mamíferos amenazados, como el guepardo o el demonio de Tasmania, o de aves, como el ibis japonés o el águila de cola blanca.
Así, los científicos han conseguido leer y ordenar 2.400 millones de letras del ADN de Candiles, un macho nacido en la población de Sierra Morena que actualmente forma parte del programa de cría en cautividad. Para ello se han utilizado nuevas técnicas de secuenciación y desarrollado procedimientos novedosos, a fin de generar un borrador de genoma de calidad con un presupuesto limitado.
También, se han identificado 21.257 genes, un número similar al del ser humano y otros mamíferos, y se han comparado con los del gato, el tigre, el guepardo o el perro. De esta forma, los investigadores han encontrado indicios de modificaciones de genes relacionados con la audición, la vista o el olfato para facilitar la adaptación del lince a su entorno, lo que le habría permitido convertirse en cazadores excepcionales y especializarse en una presa como el conejo.
Tres declives históricos
Los investigadores, con el fin de estudiar la historia y la diversidad genética de la especie, han analizado además de los genomas de otros 10 linces ibéricos procedentes de Doñana y Sierra Morena, las dos únicas poblaciones supervivientes en la Península y que han permanecido aisladas entre sí durante décadas. También se ha realizado un análisis comparativo con un lince europeo, a fin de establecer las relaciones entre los dos linces que habitan en Eurasia.
El lince ibérico comenzó a divergir de su hermano el lince boreal o euroasiático (Lynx lynx) hace unos 300.000 años y ambas especies quedaron por completo separadas hace unos 2.500 años. A lo largo de ese período siguieron cruzándose y intercambiaron genes, probablemente durante los períodos entre glaciaciones, cuando la climatología permite la expansión de las especies y su coincidencia en la península ibérica y el sur de Europa.
La historia demográfica del lince ibérico ha estado marcada por tres declives históricos, el último de los hechos ocurrió hace unos 300 años y diezmó su población. A estos hay que añadir la drástica caída en el número de ejemplares acaecida durante el siglo XX debido a su persecución, la destrucción de su hábitat y las dos grandes epidemias víricas que sufrió el conejo, su principal fuente de alimento.
Los científicos interpretan que esta serie de declives demográficos es la causa de los bajos niveles de diversidad que han observado y alertan de que esto podría limitar la capacidad de adaptación del lince a cambios en su entorno (clima, enfermedades, etc.). Además, se ha constatado la existencia de una abundancia de variantes genéticas potencialmente perjudiciales, que podrían estar reduciendo las tasas de supervivencia y de reproducción de la especie.
En concreto, el deterioro genético es especialmente acusado en la población de Doñana ─más pequeña y que ha permanecido aislada durante más tiempo─, la cual presenta la mitad de la diversidad genética que la de la Sierra Morena.
No obstante, el estudio refleja la situación antes de que se iniciara el intercambio entre las dos poblaciones relictas y éstas se mezclaran en cautividad. Estas medidas, adoptadas dentro del programa de conservación de la especie, han hecho que la situación genética de la especie mejore en los últimos años.
El uso de los nuevos recursos genéticos, desarrollados en el marco del proyecto, contribuirá a optimizar una gestión dirigida a preservar la máxima diversidad genética, así como a disminuir en lo posible la incidencia de defectos genéticos en estas poblaciones.