Una publicación reciente del Instituto Español de Oceanografía (IEO) aventura un futuro incierto al Mar Menor. Concretamente, indica que sin poder concretar el momento en el que la destrucción será más intensa, es "notorio un deterioro progresivo" que "obliga a realimentar las playas y reforzar algunas infraestructuras".
Pero "llegará un momento en el que todas estas medidas no sean suficientes y se producirá una ruptura en alguno de los puntos débiles de la barrera produciéndose una caudalosa invasión del mar en el interior de la laguna costera", lo que determinará "el colapso de sus condiciones ecológicas y la sustitución por un régimen más abierto y dinámico del que ahora conocemos". Aunque esta invasión del Mediterráneo al Mar Menor "se debe al incremento del nivel de mar debido al calentamiento global del planeta y será a largo plazo".
Así se refleja en el libro, Mar Menor: una laguna singular y sensible. Evaluación científica de su estado, editado por el IEO, que recopila las aportaciones que equipos de investigación de la Universidad de Murcia, Universidad Politécnica de Cartagena, Instituto Geológico y Minero de España, Universidad de Alicante y el IEO hicieron en las Jornadas Científicas del Mar Menor, celebradas en diciembre de 2014 y ofrece diferentes aspectos del conocimiento científico sobre la laguna: desde su biología y ecología, hasta su evolución geológica y el impacto de las actividades humanas en sus aguas.
Entrada masiva de contaminantes
Resalta, asimismo, que la laguna costera del Mar Menor está sometida a la entrada de contaminantes de distinta naturaleza asociados principalmente a la agricultura, el turismo, el desarrollo urbano, la minería, la navegación o el transporte. Además del aporte de contaminantes orgánicos como consecuencia de dichas actividades.
En concreto, habla de la entrada de plaguicidas clorados y de uso actual, hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAHs), fármacos y tensioactivos al Mar Menor a través de la rambla del Albujón (principal cuenca colectora del Campo de Cartagena); aunque también asociadas a las descargas de aguas subterráneas (plaguicidas), a las actividades urbanas y náuticas (tensioactivos), a las actividades recreativas y de baño en meses cálidos (fármacos). Todo ello conduce a que accedan anualmente 11 kilos de fármacos y 18 kilos de plaguicidas y PAHs al Mar Menor.
Otra vía de entrada identificada y que se destaca en dicha publicación es la deposición atmosférica, así como la importancia de los episodios de riadas en el transporte de plaguicidas a la laguna. De hecho, las riadas como las que tuvieron lugar en septiembre de 2009 descargaron en el Mar Menor más plaguicidas que la propia rambla de forma regular durante todo un año. Algo que suponen ocurrirá con las riadas de diciembre de 2016.
Subraya la necesidad de la aplicación de buenas prácticas agrícolas y su control, por ejemplo, con la sustitución de ciertos fertilizantes, el manejo adecuado de la fertilización orgánica, la reducción del uso de plaguicidas y la aplicación de tecnologías de riego aún más eficientes, medidas de índole económica y gestión tarifaria centradas en la adecuación de los precios del agua, mercados de agua, mejora de programas de seguros, junto con planes "más realistas" de gestión, especialmente en sequías, que incluyan las aguas subterráneas y otros recursos como la delación en un esquema de uso combinado.
Así como la ampliación de la zona vulnerable de Campo de Cartagena para incorporar toda la masa de agua subterránea, incluyendo el acuífero Triásico de Los Victorias, el sellado del tramo cuaternario en las captaciones profundas y cementación de pozos abandonados para evitar la contaminación cruzada y la declaración de toda la superficie del Distrito Minero de la Sierra de Cartagena-La Unión como una zona vulnerable, con fito-estabilización y tratamiento químico de residuos mineros.
Además de otras medidas para reducir la entrada de nutrientes y otros contaminantes superficiales y subterráneos a la laguna del Mar Menor, incluyendo la posibilidad de drenaje perimetral y/o batería de pozos local, la recolección de salmueras de desaladoras privadas, y la protección de los humedales costeros.
Según estos expertos, "la implementación de estas medidas resulta necesaria y de gran importancia para conseguir el buen estado ecológico de las masas de agua del Campo de Cartagena-Mar Menor manteniendo los estándares y expectativas de desarrollo económico de la Región".
Por lo que este libro, que recoge las conclusiones de una jornada de 2014, concluye que el desarrollo de programas de investigación continuados sobre la biología y ecología de los peces presentes en la laguna es "una contribución de futuro a su gestión sostenible y conservación".