La exposición ambiental al dióxido de nitrógeno (NO2) durante el embarazo y, en menor medida, después del nacimiento, se asocia con una reducción de la capacidad de atención en niños y niñas de 4 y 5 años de edad.
Son las conclusiones de un nuevo estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), que remarca, de nuevo, los efectos negativos de la contaminación atmosférica sobre la salud, en especial en la infancia.
El NO2 es un contaminante que respiramos en las ciudades, principalmente a causa del tráfico motorizado. Algunos fabricantes de automóviles, como Volkswagen-Audi, se han visto envueltos en escándalos por trucar sus emisiones de dióxidos de nitrógeno. La exposición prenatal y postnatal a contaminantes del aire como este se ha relacionado con un menor desarrollo cognitivo en la infancia, pero muy pocos estudios han evaluado su asociación con la capacidad de atención.
El Proyecto INMA-Infancia y Medio Ambiente ha evaluado la capacidad de atención a cerca de 1.300 niños y niñas de cohortes de nacimiento de Valencia, Sabadell, Asturias y Guipúzcoa, desde el periodo prenatal hasta los 4-5 años de edad, entre los años 2003 y 2008. Se realizaron estimaciones de los niveles de NO2 prenatal y postnatal en los domicilios de los y las participantes, y la función de la atención se midió mediante la prueba de rendimiento continuo Kiddie-Conners (K-CPT).
La investigación, publicada en la revista Environment International, observó que la exposición al contaminante NO2 durante el embarazo y, también, en menor medida, durante la etapa postnatal, se relacionaba con un retraso de hasta casi dos meses en el desarrollo de la capacidad de atención en los niños y niñas estudiados. Estas asociaciones no variaron notablemente entre regiones, y se observaron principalmente en las niñas.
Coincidencia con otros estudios
Los resultados van en línea de un reciente estudio del proyecto BREATHE, coordinado por ISGlobal, que apuntaba que la exposición a niveles diarios de NO2 y carbono elemental (o carbono negro), dos de los contaminantes asociados al tráfico, producían también una disminución en la capacidad de atención infantil. En esa ocasión, los niños y niñas eran de edades más elevadas –entre 6 y 12 años–, no se estudiaba la etapa prenatal y los niveles de contaminación se tomaban en las propias escuelas, y no en los domicilios.
Alexis Sentís, primer autor del estudio e investigador de ISGlobal, destaca que “este trabajo muestra que la contaminación atmosférica podría llegar a tener efectos negativos ya en la etapa prenatal, durante el embarazo, e incluso de más impacto que en la época postnatal”.
Por su parte, Mònica Guxens, investigadora de ISGlobal y coordinadora del estudio, señala que “se desconoce aún el impacto clínico de esta falta de atención, pero podría tener implicaciones para toda la población debido a la ubiquidad de la exposición”. “Estamos ante una nueva evidencia que muestra que es necesario actuar de forma urgente contra la contaminación, sino nuestros niños y niñas podrían ver afectada su capacidad de aprendizaje”, añade la investigadora.