El biólogo molecular británico Richard J. Roberts ha defendido el pasado jueves 5 de septiembre en la Universidad Católica de Valencia (UCV) que los productos transgénicos son "totalmente seguros" y ha llamado a prestar atención a la postura de las asociaciones científicas: "Todas señalan que no hay ninguna razón para preocuparse, porque el método es más seguro, quizás, que los tradicionales para mejorar los cultivos".
Roberts, cuyos descubrimientos en la estructura del ADN fueron reconocidos con el Nobel de Fisiología y Medicina en 1993, ha impartido la conferencia inaugural del II Congreso Internacional Pobreza, hambre y sostenibilidad: Por una nueva humanidad, informa la institución universitaria.
Su ponencia ha girado en torno a la efectividad de la técnica en los cultivos, que consiste en "tomar el gen deseado, colocarlo en el ADN, transferirlo a la planta y, de esta forma, evitar la transferencia de genes adicionales", ha ilustrado.
"A lo largo de los años se ha ido refinando esta técnica y, si la comparamos con la tradicional, es mucho más rápida y precisa", ha aseverado, para poner un ejemplo: "Si tengo dos coches, uno con sistema GPS y en el otro quiero ponerlo, ¿qué hago, desmontar los dos vehículos y luego volverlos a montar o simplemente desenchufar el GPS del primero y ponerlo en el segundo? Es obvio".
El científico, que también es director de investigación de la empresa biotecnológica New England Biolabs en Estados Unidos, ha lamentado que, en Europa, "los antitransgénicos alarmen sobre los peligros de estos alimentos" mientras "en África, Asia o América Latina los niños pueden mantenerse con vida gracias a ellos".
"En el primer mundo no necesitamos los transgénicos, pero en los países pobres hay niños que no tienen alimentos para comer. Sentarnos en el mundo desarrollado y decir al mundo en vías de desarrollo que no podemos alimentarles es inmoral", ha advertido.
Roberts ha señalado algunos casos en los que considera que los transgénicos pueden ayudar al mundo en desarrollo. "Si vemos la mortalidad mundial por deficiencia de la vitamina A, dos millones de niños mueren todos los años por esta causa y, además, muchos sufren deficiencias mentales, ceguera y de desarrollo por la misma razón".
"¿Cuántos niños tienen que morir?"
"Científicos como Ingo Potrykus –que participó en la primera edición de este Congreso Internacional de la UCV– desarrollaron el arroz dorado para introducir vitamina A en estos niños. ¿Cuántos niños tienen que morir antes de reconocer que esto del hambre es un genocidio, un crimen contra la humanidad?", se ha preguntado el experto.
La apertura del congreso, que se celebró hasta viernes 6 de septiembre en la sede de la UCV de Santa Úrsula, ha contado con la participación de la rectora de la UCV, Asun Gandía; el vicecanciller y obispo auxiliar de Valencia, Esteban Escudero; el director del congreso y vicerrector de Evangelización y Pastoral, José Luis Sánchez; y el director general de Cooperación y Solidaridad de la Generalitat, Federico Buyolo.
Con la celebración de este segundo congreso internacional, la rectora de la Católica ha señalado que "se hace patente el compromiso de la UCV de aportar su reflexión en este ámbito prioritario para la humanidad".
Por su parte, el director general de Solidaridad ha recordado que "hay 800 millones de personas en el mundo que pasan hambre y 1.000 millones con sobrepeso". "Tenemos un problema de distribución de los recursos que tiene solución", que cree que "debe ser integral: no es solo una cuestión política, económica o científica", sino "cambiar el paradigma de funcionamiento, pasar de las palabras expresadas en los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU a los hechos".
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