Greenpeace ha instalado este jueves un contenedor en Gran Vía en el que denuncia el peligro de los bulos y las noticias falsas en Internet para la defensa de la democracia y del medio ambiente.
La ONG ha analizado el origen y temas de los bulos que se propagan a través de WhatsApp durante la campaña electoral y advierte a los ciudadanos del peligro que estos suponen para la calidad democrática, sobre todo en el contexto electoral.
El contenedor, de seis metros de largo por tres de alto y dos y medio de ancho, ha sido instalado en la acera de la confluencia de la Gran Vía madrileña y la calle Alcalá, frente al edificio Metrópoli y en él se puede leer el mensaje Vota con conciencia, de lo contrario, cualquier bulo de internet podría alterar lo que piensas, aunque para leer este mensaje hay que mirar el contenedor en diagonal, de lo contrario, solo se lee el mensaje Vota lo contrario de lo que piensas.
El objetivo de la acción es invitar a reflexionar sobre el fenómeno de los bulos en internet y sobre la necesidad de mirar todos los mensajes con espíritu crítico. El mensaje ha sido pintado por el colectivo artístico Unlogic Crew y permanecerá en la calle hasta el próximo domingo 26.
Desinformación en las redes sociales
El responsable del programa de Greenpeace de Democracia, Javier Raboso, ha denunciado que el auge de la desinformación en las redes sociales es una "dificultad añadida" a la hora de defender el medio ambiente, la democracia y la paz, ya que confunden a gran parte de la población y considera que limita su capacidad de decidir libremente el sentido del voto, en base a una información veraz, y no a mensajes falsos.
Según la ONG, España es el país europeo donde más se cree en los bulos y el 86% de la población no es capaz de distinguir una información verdadera de una falsa, a pesar de que el 60% de la población española cree lo contrario.
En su análisis, Greenpeace ha recibido más de 300 informaciones, noticias o contenido procedentes de varias listas de difusión de WhatsApp y ha clasificado los mensajes en función de su contenido, el nivel de crispación generado al compartirse, su procedencia y por dónde se han viralizado.
En concreto, el 30% de los mensajes analizados no tienen fuente conocida, sino que son pantallazos de conversaciones, memes o imágenes que no redireccionan a ninguna web y comprobar quién ha creado esos contenidos es casi imposible. El resto de noticias proceden mayoritariamente de plataformas o webs cuya deontología periodística ha sido cuestionada. En total, ha contabilizado casi medio centenar de portales o webs que generan este tipo de informaciones.