La investigación muestra que es probable que todos los países experimenten al menos un ligero aumento en la esperanza de vida. En contraste, en un contexto más pesimista casi la mitad de todas las naciones enfrentarían menores expectativas.
“Un progreso significativo o un estancamiento dependerá de cómo los sistemas de salud aborden los factores de riesgo específicos”, afirma Kyle Foreman, experto del Instituto de Métrica y Evaluación de la Salud (IHME) de la Universidad de Washington (EE UU) y autor principal del estudio.
Según Foreman, los cinco principales factores que influyen en las expectativas sobre mortalidad prematura son la presión arterial alta, el índice de masa corporal alto, un elevado nivel de azúcar en sangre, el consumo de tabaco y alcohol y la contaminación del aire.
Por ello, el estudio proyecta un aumento significativo en las muertes por enfermedades no transmisibles (ENT), que incluyen diabetes, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), enfermedad renal crónica y cáncer de pulmón, así como el empeoramiento de los resultados sanitarios vinculados a la obesidad.
Repunte del sida
Además, el análisis expone un riesgo sustancial de que la mortalidad por VIH o sida repunte, lo que podría suponer un retroceso en los aumentos recientes en la esperanza de vida en varias naciones del África subsahariana.
La esperanza de vida de los distintos territorios ofrece nuevos conocimientos sobre su estado de salud. Así, España, con una esperanza de vida promedio de 82,9 años en 2016, se ubicó en el 4° lugar entre 195 países.
Sin embargo, si continúan las tendencias recientes de salud podría subir hasta situarse en el primer lugar en 2040 con una esperanza de vida promedio de 85,8 años, lo que supone un aumento medio de 2,8 años (desde 4,5 años en el mejor escenario de salud a solo 0,8 años en el peor).
Esto supondría superar a Japón, primero en el ranking de 2016 (con una media de esperanza de vida de 83,7 años), que ocupará el segundo lugar en 2040 (con una media de 85,7 años).
En contraste, Estados Unidos en 2016 se ubicó en el 43° lugar, con un promedio de esperanza de vida de 78,7 años. En 2040, se pronostica que la esperanza de vida aumentará solo 1,1 años a 79,8, pero bajando de rango al lugar 64.
En comparación, el Reino Unido tuvo una esperanza de vida de 80,8 años en 2016 y se espera que aumente a 83,3, aumentando su clasificación desde el puesto 26 al 23 en 2040.
En 2016, las 10 principales causas de muerte prematura en España fueron la cardiopatía isquémica, alzhéimer, cáncer de pulmón, accidente cerebrovascular, EPOC, cáncer de colon y recto, cáncer de mama, suicidio, otras enfermedades cardiovasculares e infecciones respiratorias bajas.
No obstante, en 2040 se espera que los motivos principales sean alzhéimer, cardiopatía isquémica, cáncer de pulmón, EPOC, cáncer de colon y recto, accidente cerebrovascular, enfermedad renal crónica, otras enfermedades cardiovasculares, cáncer de páncreas y diabetes.
Para los autores, el país posee un gran potencial para mejorar la trayectoria de salud al abordar los factores de riesgo clave, los niveles de educación y el ingreso per cápita.
Los mejores y peores pronósticos
Además de España, se espera que en 2040 otras naciones suban sustancialmente en su clasificación en términos de esperanza de vida, entre ellos China, Siria, Nigeria e Indonesia. En contraste, se estima que Palestina caerá más en su clasificación de esperanza de vida, así como Estados Unidos, Canadá, Noruega, Taiwán, Bélgica y Países Bajos
Mientras que España, Japón, Singapur, Suiza, Portugal, Italia, Israel, Francia, Luxemburgo y Australia ocupan el top 10 de las naciones con mayores esperanzas de vida, los países que ocupan los últimos lugares son Lesotho, Swazilandia, República Centroafricana y Sudáfrica.
“Las desigualdades seguirán siendo grandes”, concluye Christopher Murray, director de IHME. “En un número sustancial de países, demasiadas personas continuarán ganando ingresos relativamente bajos, seguirán teniendo poca educación y morirán prematuramente. Pero las naciones podrían progresar más rápido enfrentado los principales riesgos, especialmente el tabaquismo y la mala alimentación”.