Especies vegetales como la Poa annua, que se utiliza mucho como pasto para campos de golf o de fútbol, podrían invadir la Antártida, un continente cada vez más vulnerable como consecuencia del cambio climático, según revela un estudio realizado por investigadores del Museo Nacional de Ciencias naturales (MNCN-CSIC) y la Universidad Rey Juan Carlos, en colaboración con la Australian Antarctic Division.
Los estudiosos han realizado un modelo de la distribución geográfica de dos especies de gramíneas, Poa pratensis y Poa annua, y han descubierto que su plasticidad es mayor de lo que cabía esperar de forma que ambas especies han llegado hasta la Antártida, un área del Planeta que se encuentra fuera de su rango climático conocido.
"Podemos esperar que las especies de amplio rango de tolerancia climática y una larga historia de coexistencia con el ser humano sean capaces de seguirle donde este vaya", señala el investigador de la Universidad Rey Juan Carlos, Miguel Ángel Olalla-Tarraga.
La expansión hacia la Antártida puede deberse, según precisan, a que estas especies podrían haberse ido adaptando a nuevas condiciones o a que este potencial ya era inherente a ellas, pero no se podía dilucidar a partir del rango conocido antes de dichas invasiones.
"Las poblaciones antárticas de estos pastos europeos están expuestas a condiciones ambientales distintas a las del resto del mundo, y aun así son capaces de soportarlas", explica el investigador del MNCN, Pedro Aragón.
Además, los autores del estudio señalan que debido al cambio climático, el ecosistema antártico puede ser cada vez más vulnerable a nuevas invasiones que lo transformen, alternando los delicados equilibrios fruto de millones de años de aislamiento.
El investigador del MNCN y líder del trabajo, Luis R. Pertierra, precisa que "identificar los lugares más favorables para el establecimiento de especies no nativas, permite establecer controles en estos puntos de entrada y así actuar de manera preventiva y minimizar las alteraciones de los ecosistemas antárticos".
Asimismo, un reciente trabajo del mismo grupo de investigación en la URJC ha registrado la creciente huella humana en el continente blanco. "Seguir construyendo modelos cada vez más eficaces nos permitirá anticipar los cambios. Asimismo, al identificar los factores de riesgo podemos desarrollar estrategias preventivas y minimizarlos, preservando la singularidad de estos parajes únicos frente a la creciente homogeneización del Planeta que causa el hombre", destaca Olalla.
En la Antártida hay dos plantas vasculares nativas, el pasto y el clavel antárticos y está dominada por líquenes y musgos debido a sus duras condiciones ambientales y aislamiento geográfico. La Poa pratensis fue erradicada en el marco del proyecto de investigación Alienant tras más de 60 años de permanencia en la Antártida.
Comentarios