El pleno del Parlamento Europeo ha dado este martes su visto bueno a la nueva normativa europea que busca impulsar el uso de nuevos fertilizantes producidos a partir de materiales orgánicos o reciclados frente a los convencionales, que suelen ser contaminantes y consumen una gran cantidad de energía.
Los eurodiputados han respaldado con 343 votos a favor, 252 en contra y 59 abstenciones el mandato para iniciar negociaciones para revisar la directiva sobre fertilizantes con los Estados miembros, que todavía deben acordar su posición.
La Eurocámara ha manifestado que la normativa en vigor abarca principalmente los fertilizantes convencionales, extraídos de minas o producidos químicamente, y que suelen ser contaminantes y consumen gran cantidad de energía. Además, ha denunciado que las diferencias entre las legislaciones nacionales dificultan a los productores de fertilizantes orgánicos su venta en la UE.
Así, la nueva directiva pretende impulsar el uso de materiales reciclados para la producción de fertilizantes y al mismo tiempo reducir la dependencia de nutrientes importados de terceros países. También persigue el objetivo de facilitar el acceso al mercado de fertilizantes orgánicos e innovadores.
Del mismo modo, la directiva establece criterios comunes de calidad, seguridad y medioambientales para los fertilizantes con el etiquetado que permite que puedan ser comercializados dentro del mercado del bloque comunitario.
Reducir la presencia del cadmio
Asimismo, las nuevas normas permiten a los productores que no quieran vender sus productos en toda la UE ajustarse a las leyes nacionales. Los socios comunitarios seguirán pudiendo autorizar la comercialización en sus mercados de fertilizantes que no cumplan con la nueva normativa europea.
Por último, la Eurocámara ha abogado por introducir en la legislación una cláusula que obligue a la Comisión Europea a evaluar el funcionamiento de las restricciones en contaminantes y del desarrollo tecnológico para reducir la presencia del cadmio, un metal pesado que se encuentra en abonos fosfatados y que puede suponer una amenaza para la salud humana y animal.
Los eurodiputados han establecido que el contenido máximo de cadmio se reducirá de 60 miligramos por kilogramo (mg/kg) a 40 mg/kg en 6 años y a 20 mg/kg en 16 años, para permitir que los productores se adapten a las nuevas exigencias.
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