En la Unión Europea, prácticamente la mitad de los trabajadores y de los graduados universitarios son mujeres. En I+D, ellas representan el 46% de los doctorados, pero solo el 33% del personal científico y el 22% de los investigadores principales. Las mayores tasas de deserción en todas las fases de las carreras científicas son femeninas.
Además de no estar representadas en los altos cargos, las investigadoras reciben menos financiación que sus homólogos masculinos. En la investigación del cáncer, entre 2000 y 2013 las ayudas económicas proporcionadas a los hombres fueron mayores que las dirigidas a las mujeres.
Así lo ha demostrado un estudio publicado esta semana en la revista BMJ Open, en el que han participado la Universidad de Harvard (EE UU), la Universidad de Oxford, el Imperial College de Londres y la University College de Londres (Reino Unido).
El estudio, liderado por Mahiben Maruthappu, científico del departamento de Epidemiología y Salud Pública del University College, compara tanto el número de inversiones destinadas a científicos y científicas del cáncer como su dotación económica.
Para ello, el equipo de investigadores ha utilizado datos de organismos públicos y filantrópicos, desde el año 2000 al 2013, que financian la investigación del cáncer, incluidos el Medical Research Council, el Departamento de Salud, el Wellcome Trust, la Comisión Europea y organizaciones benéficas para la investigación médica.
La desigualdad en cifras
El análisis de los estudios incluidos mostró que el 69% de las inversiones (un total de 2.890) las recibieron investigadores, frente al 31% para las mujeres, que sumaban 1.296.
Por otro lado, el importe de las ayudas para líderes masculinos suma 1,8 mil millones de libras, frente a los 0,5 mil millones de los que disfrutaron sus homólogas femeninas (78% del valor económico frente al 22%, respectivamente).
El valor promedio de las ayudas fue un 38% mayor para los hombres que para las mujeres líderes de este tipo de investigaciones.
Para el cáncer de próstata, los hombres recibieron 13,8 veces la inversión de sus colegas femeninas. En la investigación del cáncer de cuello uterino y de ovario, las proporciones fueron de 9,9 y 4,6 veces más, respectivamente.
Los autores reconocen que su estudio depende de la precisión de los datos de los organismos de financiación y que solo han podido obtener la información del sector público. Además, no contaron con los datos desglosados de Cancer Research UK, uno de los organismos más importantes en cuanto a la financiación para el estudio de esta enfermedad.
Según explican los expertos, su análisis es descriptivo, por lo que no permite postular los mecanismos responsables de estas desigualdades.
“Sin embargo, el estudio demuestra importantes desequilibrios de género en la inversión para la investigación del cáncer”, aclaran los investigadores. “Instamos a los responsables políticos, financiadores y la comunidad académica y científica a investigar los factores que conducen a las diferencias que hemos observado y así tratar de garantizar que las científicas también reciben el apoyo económico adecuado”, concluyen.