La organización conservacionista WWF ha denunciado la falta de voluntad política en España para luchar contra el tráfico ilegal de especies pese a que el país es un punto neurálgico en el comercio internacional, tanto de entrada como de salida de especies. Por ello, exige una toma de conciencia y planes concretos sobre esta cuestión ante el papel relevante como nación en la cuestión.
La ONG ha publicado el informe El negocio de la extinción en España 2018, en el que expone el papel clave de España en esta cuestión y advierte de la falta de voluntad política y, por ende, limitación de medios y recursos, escaso control en la venta por Internet pero también de falta de coordinación entre las distintas autoridades y una carente sensibilización social sobre la demanda de estos productos.
De hecho, WWF define el tráfico de especies como un "sangriento negocio" que mueve entre 8.000 y 20.000 millones de euros al año, un crimen "equiparable" por volumen de negocio al tráfico de drogas o armas pero que está mucho menos perseguido.
Además, se trata de la segunda causa de pérdida de biodiversidad en todo el mundo y amenaza la fauna y flora salvaje así como la supervivencia de especies como el tigre, el elefante o el rinoceronte, que están en peligro de extinción, en gran parte por esta cuestión.
Así, el estudio de la ONG denuncia también la "precaria" situación de los centros de rescate de los que solo cinco de los 35 centros existentes tienen un convenio de colaboración con la administración, que además aporta menos del 10% de los gastos reales de mantenimiento de los centros.
Asimismo, subraya la existencia de mafias que operan en España, que es un lugar que sirve para blanquear animales y materiales. El estudio forma parte de la campaña Stop Tráfico de Especies que cuenta con 55.000 apoyos para pedir al Gobierno que de "máxima prioridad" al tema.
Las cifras del estudio –que analiza datos desde 2006– exponen, por ejemplo, que España es el principal destino de las pieles de reptil de todo el mundo, con un 31%, delante de Singapur, donde se dirige el 16%. Esto es que casi un tercio de las pieles con las que se trafica en todo el mundo termina en España.
Así, las incautaciones de angulas con destino a China o Japón han pasado de 20 kilos entre 2005 a 2010 a más de 7.000 kilos desde 2012. España también sirve para canalizar ejemplares vivos de reptiles, como la tortuga mora del norte de África o especies exóticas de América Latina y de aves como rapaces y loros.
Una actividad que crece en todo el mundo
A nivel global, el comercio legal de especies es una actividad que crece en todo el mundo, solo en 2016 supuso el movimiento de 3.300.000 ejemplares de fauna y 91 millones de plantas y está regulado por CITES. Si bien, en los últimos 10 años se observa un notable aumento de la demanda comercial, con una media de más de 3.300 especímenes incautados al año al mismo tiempo que observa problemas de falta de recursos, escasa coordinación entre administraciones y poco rigor en la aplicación de la normativa reguladora, de una de las mayores amenazas para la conservación de la biodiversidad.
Entre estos ejemplares, según datos de CITES, España importó 2,5 millones de reptiles; 1,7 millones de plantas y cerca de 92.000 mamíferos. Del total, cerca de 2,3 millones fueron ejemplares vivos. Además, el trabajo subraya los casi 9.000 objetos pertenecientes a trofeos de caza, entre los que destacan 1.095 trofeos de elefante africano.
La ONG destaca así el papel fundamental de España por su estratégica situación geográfica y sus relaciones históricas con el norte de África y Latinoamérica.
También se refiere el estudio a las exportaciones legales, que responden a "ciertas capacidades de producción o transformación" más que a la fauna propia de España. Si bien, el estudio señala al país como un importante productor de aves rapaces, sobre todo diurnas, con destino países de Oriente Medio para la cetrería. Igualmente se trata de un país reexportador de pieles de reptiles, previamente importadas, que se vuelven a exportar una vez curtidas y acabadas.
A pesar de los datos de comercio legales, la ONG advierte de que la línea con el tráfico ilegal es "muy estrecha" puesto que el ilegal acaba revirtiendo en canales autorizados mediante el blanqueo.
Respecto al papel de España como puerta de entrada del tráfico ilegal de especies, el informe revela que entre 2005 y 2012 se incautaron en España 40.500 especímenes CITES, de los que prácticamente la mitad (19.500) corresponden a reptiles, y se intervinieron 5.000 plantas, 3.000 mamíferos y 2.700 aves.
En concreto, el grupo más traficado en España son los reptiles, con un 60% de incautaciones de pieles y casi un tercio del tráfico ilegal de pieles en todo el mundo. También se refiere el estudio a los cactus, que se importan a España para su re-exportación y la ONG hace mención especial entre los peces a las angulas, que se ha convertido en los últimos años en la especie más importante del tráfico ilegal. De hecho, señala que es "prácticamente la única especie autóctona" con la que se trafica y su exportación ilegal responde principalmente a la enorme demanda de angulas del mercado chino, donde un kilo puede llegar a 1.500 euros.
Igualmente, España es puerta de entrada y venta ilegal de varios grupos de aves, desde el paso de huevos y de ejemplares vivos de psitácidas (loros y afines) y de reptiles exóticos, que vienen de países iberoamericanos; también es lugar importante de tráfico de aves rapaces (destacando distintas especies de halcones del género Falco, algunas de las cuales son susceptibles de proceder de capturas en el campo.
Medidas
Respecto a la aprobación en abril del Acuerdo de Aprobación del Plan de Acción español contra el Tráfico Ilegal y el Furtivismo Internacional de Especies Silvestres (plan TIFIES) por parte del Gobierno, la ONG considera que este documento supondrá una "notable mejora" en la lucha contra el tráfico de especies.
Por ello, WWF recomienda al Gobierno mejorar los recursos humanos, económicos y técnicos, una mayor atención a los centros de rescate; planes de retorno de las especies incautadas; incrementar la investigación sobre las redes criminales que operan en España así como aumentar los controles de la venta por Internet; desarrollar planes de acción específicos para los principales grupos de especies y lograr una mayor implicación de la sociedad civil.
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