El Gobierno quiere reparar la "mala imagen" que la sociedad tiene de la caza, una actividad que califica de "sostenible" y que "fomenta la conservación y mejora de la biodiversidad" pero que tiene "escaso relevo" generacional. Para aprovechar las "oportunidades" del sector quiere fomentar la incorporación de mujeres y jóvenes y formar y difundir a los cazadores en las buenas prácticas en redes sociales, entre otras actuaciones que plantea el borrador de la Estrategia Nacional de Gestión Cinegética, que está en fase de información pública.
Una actividad fuertemente arraigada en el acervo cultural
El documento, elaborado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, incluye un análisis de situación, con las oportunidades y amenazas del sector de la caza y propone una batería de objetivos y medidas para mejorar la imagen y situación de esta "herramienta" para ayudar en la gestión del medio natural, controlar enfermedades, favorecer la conservación del resto de especies de flora y fauna, el turismo rural y una actividad "fuertemente arraigada en el acervo cultural".
Aunque define la caza como un "modo de encuentro y disfrute de la naturaleza" además de un "modo de vida y sustento de muchas poblaciones rurales", reconoce que la actividad se ha ido abandonando por su baja rentabilidad, el escaso relevo generacional, la elevada edad media del cazador, causas que son un "problema" para su continuidad y la conservación de sus "usos y tradiciones asociadas" y que destaca como parte del patrimonio cultural.
La falta de cazadores incrementaría la fiscalidad
De hecho, alerta de que la Administración por sí misma "no puede suplir las funciones reguladores que ejercen los cazadores". Por ello, considera preciso comunicar a la sociedad que la falta de cazadores provocaría la necesidad de gestión de las especies por parte de otros profesionales, lo que "incrementaría la fiscalidad" sobre la población general, al no poder ser asumidos estos gastos de control por las Administraciones competentes.
No obstante, valora oportunidades para su continuidad como la modernización y digitalización del mundo rural; para fijar empleo y población en la España despoblada, profesionalizando al cazador y promoviendo la carne de caza como "un producto de alta calidad en cuanto a nutrientes y naturalidad y degustación como un producto gourmet" dado el "auge" del sector gastronómico.
Asimismo, el borrador de estrategia observa como oportunidades para el sector la "elevada biodiversidad" de la Península Ibérica; el potencial económico del turismo cinegético; o las nuevas tecnologías disponibles para la difusión de la información.
La figura del cazador está denostada
El documento califica el nivel cultural del cazador de "más elevado" y este perfil tiene una "mayor capacidad de acceso a la información" al tiempo que apuesta porque las mujeres cazadores se incorporen al sector como gestoras o empresarias cinegéticas.
El texto admite que a pesar del arraigo cultural, la despoblación rural y la concentración social en las ciudades provoca un "alejamiento" de la sociedad de los "problemas y realidades" del ámbito rural. De hecho, afirma que "figura del cazador está denostada a ojos de parte de esta población urbana", por lo que justifica la necesidad de realizar campañas para dar a conocer la "importante labor" que realizan los gestores cinegéticos y los cazadores en la conservación de la fauna silvestre cinegética y no cinegética; de los hábitat y de la biodiversidad que albergan más de 33.000 terrenos cinegéticos.
En ese contexto, subraya la labor de control poblacional que ejercen para prevenir daños en la agricultura y la ganadería y para frenar la expansión de enfermedades zoonóticas que residen en la fauna silvestre. "La actividad cinegética es una herramienta fundamental en la Estrategia y que evita el contrato o gasto de dinero público en campañas de control poblacional", insiste en el argumento económico y en su importancia para reducir accidentes de tráfico.
"Revitalizar y modernizar" la caza
De ese modo, la estrategia contempla opciones para "revitalizar y modernizar" la caza a través del refuerzo de medios personales y materiales en las administraciones.
Al mismo tiempo, propone que administraciones, entidades científicas y sector pongan en marcha actuaciones de investigación sobre el futuro de la caza y la estimación del impacto "negativo" que tendría el abandono de la actividad en la biodiversidad, las especies más amenazadas, los ecosistemas, los accidentes de tráfico, la agricultura y la ganadería, la transmisión de enfermedades, la pérdida de empleo y el abandono rural.
Igualmente quiere analizar los efectos económicos que supondría para el erario público y, por tanto, en la carga impositiva de todos los ciudadanos, el realizar las actuaciones de control cinegético a través de empresas.
Aprovechamiento sostenible de un recurso renovable
En definitiva, insiste en que la actividad cinegética tiene que "visualizarse" como "aprovechamiento sostenible de un recurso renovable" que debe ser compatible con agricultura y ganadería y que ha de "convivir" con el ocio y el recreo en el medio natural. Igualmente, asegura que la estrategia deberá favorecer la disminución de los accidentes de tráfico y la conservación de la biodiversidad.
No obstante, apuesta por que el resto de la sociedad "reconozca y legitime la actividad cinegética dentro de la normalidad social y no colisione con el resto de actividades de ocio desarrolladas en el medio natural".
Marketing y redes sociales
El borrador de la Estrategia recoge acciones para formar a los ciudadanos en el interés de la fauna cinegética, difundir sus beneficios socio-económicos, medioambientales y culturales de la caza. Entre ellas, se promocionará el marketing cinegético y se fomentará entre los cazadores las "buenas prácticas de actuación en las redes sociales".
A ese respecto, la Estrategia prevé "concienciar al cazador" de que todo lo que publica en redes sociales es "público" y su impacto y difusión "imposible" de controlar. Por ello quiere que estos muestren "respeto" hacia las piezas abatidas en las imágenes y vídeos que difundan y que, frente a los "bulos" fomenten los contenidos en redes sociales que difundan las aportaciones medioambientales, socioeconómicas y culturales de la caza y eviten "afirmaciones genéricas" con argumentos veraces.
Entre las acciones a realizar por parte del sector en los medios aconseja que muestren en redes sociales los valores humanos en relación con la convivencia y el compañerismo así como los aspectos profesionales y culturales de las cuadrillas, resacadores, guías, ayudantes de campo, guardas o rehaleros.
Mayor conocimiento científico
El documento incorpora también actuaciones y recomendaciones para la gestión de especies migratorias como la tórtola europea, la codorniz, las acuáticas y también para gestionar otras "sobreabundantes" en algunas zonas como el conejo, jabalí, la paloma torcaz, o invasoras como el muflón o el cerdo vietnamita.
En cuanto a la tórtola, que fue propuesta para su inclusión en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre) en 2021 junto al lobo del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, aunque finalmente no se incorporó a esta clasificación con la que su caza habría quedado prohibida, el borrador de Agricultura apuesta por un mayor conocimiento científico para caracterizar poblaciones, sus rutas migratorias y su posible interacción con la tórtola turca, así como por reducir los tratamientos fitosanitarios en las épocas de reproducción.
Entre otras medidas, plantea que junto con el MITECO, España proponga a la Comisión Europea la posibilidad de establecer acuerdos interfronterizos con países del Magreb y el Sahel para mejorar el modelo de gestión y caza de aquellos países.