El presidente turco Recep Tayyip Erdogan celebró con júbilo los resultados de las elecciones presidenciales del pasado domingo. Según el Consejo Electoral Supremo (YSK), Erdogan obtuvo el 49,51% de los votos. Sin embargo, no perdió la oportunidad de acusar a la oposición y a Estados Unidos de intentar interferir en los resultados.
En un comunicado publicado en su cuenta de Twitter, Erdogan proclamó: "Nuestra nación ha reclamado su libre albedrío a pesar de la manipulación política de la oposición, las conspiraciones desde Pensilvania (estado natal del presidente Joe Biden), el poder de las redes sociales y la influencia de las portadas de revistas extranjeras".
Además, el mandatario turco prometió alcanzar un resultado "histórico" en la segunda vuelta de las elecciones, donde se enfrentará al opositor Kemal Kiliçdaroglu. Kiliçdaroglu cuenta con el respaldo de una coalición conformada por seis partidos, incluido el Partido Democrático de los Pueblos (HDP), y ha obtenido el 44,89% de los votos.
EE UU felicita al pueblo turco
Por su parte, Estados Unidos afirmó estar monitoreando de cerca el proceso electoral y felicitó al pueblo turco por llevar a cabo unos comicios pacíficos. El portavoz adjunto del Departamento de Estado, Vedant Patel, respondió a las acusaciones de Erdogan, quien insinuó en varias ocasiones que Estados Unidos había colaborado con la oposición para derrocarlo. Patel afirmó rotundamente que estas afirmaciones son "absolutamente falsas" y reiteró el compromiso de Estados Unidos con los procesos democráticos.
Erdogan, el político turco que ha ocupado el cargo más tiempo en la historia del país, con cerca de 20 años entre su mandato como primer ministro y su actual presidencia, busca obtener un tercer mandato. Sin embargo, la decisión ha sido objeto de denuncias de inconstitucionalidad por parte de la oposición.
Kemal Kiliçdaroglu, líder del Partido Republicano del Pueblo (CHP), aspira a destituir al presidente Erdogan gracias al respaldo de varios partidos y al creciente descontento generado por el aumento de la represión social y la crisis económica, exacerbada por la alta inflación. Además, los terremotos ocurridos en febrero, que cobraron la vida de más de 50,000 personas, han afectado la imagen de Erdogan.