La desertificación o degradación del suelo de las tierras áridas puede provocar una disminución de la producción mundial de alimentos del 12% en los próximos 25 años, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que pide una inversión urgente en protección y restauración de estos suelos, porque de ellos dependen en buena medida la lucha contra el cambio climático y la seguridad alimentaria mundial.
La UICN advierte de que la falta de inversión en estos suelos puede poner en riesgo el suministro futuro de alimentos en los próximos años, así como suponer un freno en los esfuerzos de mitigación y adaptación al cambio climático.
El aviso llega dos días antes de que comience la XIII reunión de la Conferencia de las partes de la Convención de la ONU de Lucha contra la Desertificación en Ordos (China).
Son tierras secas o áridas las sabanas, los bosques de niebla, las estepas o los oasis, que cubren el 41% de la superficie terrestre, albergan un tercio de la población mundial y almacenan el 36% del carbono terrestre, al tiempo que acogen el 44% de los cultivos y el 50% del ganado del mundo.
Precisamente, la UICN recuerda que la mayor parte de la biodiversidad de la tierra firme está en el suelo y que esto determina la fertilidad y la productividad de la tierra.
El director general de la UICN, Inger Andersen, ha destacado que las especies y los ecosistemas debajo y encima del suelo son los motores de la vida en las tierras áridas, cuya importancia en el mantenimiento de mil millones de vidas en todo el mundo a menudo se subestima.
"De alimentos y agua, las tierras secas del abastecimiento de las poblaciones locales, mitigar el cambio climático y reducir los impactos en los desastres. Sus suelos, sin embargo, forman lentamente pero se dañan fácilmente", ha añadido.
Por eso, en un comunicado la UICN insta a los países a invertir en la conservación de los ecosistemas para los servicios vitales que proporcionan, y por el papel crucial que desempeñan en la consecución del desarrollo sostenible metas.
Además, señala que la degradación del suelo en las tierras secas puede contribuir a emitir más dióxido de carbono, ya que se puede perder alrededor del 60% del carbono con la degradación del suelo. En total, se estima que están en proceso de degradación entre el 25 y el 35% de las tierras secas y que más de 250 millones de personas están directamente afectadas y más de mil millones de personas de cien países del mundo están en riesgo.
Invertir en restaurar las tierras
Por este motivo, ante la celebración de la Conferencia de las Partes, la UICN reclama una inversión urgente en restauración y gestión sostenible de las tierras secas que debe ser una prioridad máxima para lograr los objetivos de desarrollo sostenible, incluida la lucha contra el cambio climático, la reducción de la pobreza, la mejora de la seguridad alimentaria, del agua, de la salud y el fomento del crecimiento económico sostenible.
El coordinador de la Iniciativa Global de las Tierras Secas de la UICN, Jonathan Davies, ha reclamado la práctica de la gestión sostenible de las tierras como medio para prevenir la degradación y mejorar la productividad y la capacidad de recuperación de las tierras secas.
"Estas prácticas implican la protección de la biodiversidad, incluidas las bacterias, los hongos y los insectos que viven en el suelo y mantener ciclos de nutrientes e hidrológicos. La biodiversidad también es vital para la polinización, que es un factor importante en la producción agrícola en general. La gestión sostenible de la tierra es una opción política viable para los países en desarrollo a la dirección y los problemas ambientales", ha manifestado.
En este contexto, la UICN estima que con una gestión sostenible de los suelos la producción de alimentos podría aumentar hasta en un 58%. La producción de ganado mejorado y la gestión de pastizales podrían capturar hasta 2.000 millones de toneladas de dióxido de carbono en 2030, que es el equivalente a las emisiones de CO2 de Rusia en 2015.
Finalmente, la UICN insiste a los países en que gestionen de manera sostenible la tierra fortaleciendo los derechos de las comunidades locales y facilitando oportunidades de financiación para las pequeñas y medianas empresas agrícolas que se dedican a la gestión sostenible de la tierra y que restauren a gran escala las tierras áridas degradadas.