Adivasis (indígenas) se han movilizado en varias de las reservas de tigres más famosas de India durante las últimas dos semanas para denunciar que el Gobierno del país les esté desalojando de bosques donde "siempre han vivido" para dar paso a reservas de tigres, según ha criticado la ONG Survival International, que ha avisado que se prevén más movilizaciones. Cerca de 400.000 viven bajo la amenaza de ser expulsados de sus territorios

 

"Intrusos" en sus propias tierras

 

"Estas expulsiones son ilegales según la legislación nacional y el derecho internacional, y no funcionan: la selva, los indígenas y los tigres no pueden sobrevivir los unos sin los otros", ha recalcado la directora de la organización, Caroline Pearce. A su juicio, las autoridades indias parecen "empeñadas" en mantener un modelo colonial de conservación "totalmente anticuado y desacreditado" que considera a los pueblos indígenas como "intrusos" en sus propias tierras y los expulsa "de manera brutal".

"Las grandes organizaciones conservacionistas, WWF y WCS "nunca" se pronuncian contra las expulsiones y aseguran que las "reubicaciones" de la población indígena son "voluntarias", aunque estas "reubicaciones" son "casi siempre, de hecho, expulsiones forzosas"

Además, ha criticado el "respaldo" ofrecido por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) y la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre (WCS, por sus siglas en inglés). Tal y como destaca la organización, las grandes organizaciones conservacionistas "nunca" se pronuncian contra las expulsiones y aseguran que las "reubicaciones" de la población indígena son "voluntarias", aunque estas "reubicaciones" son "casi siempre, de hecho, expulsiones forzosas".

Las organizaciones conservacionistas y los operadores turísticos son "cómplices de este escándalo", ya que el turismo en las reservas de tigres se convierte en un "gran negocio" cuando se expulsa a la población indígena de sus bosques

Según Pearce, "está en juego un racismo profundamente arraigado: el Gobierno y las organizaciones conservacionistas consideran a los adivasis, en el mejor de los casos, ciudadanos de segunda clase". En su opinión, las organizaciones conservacionistas y los operadores turísticos son "cómplices de este escándalo", ya que el turismo en las reservas de tigres se convierte en un "gran negocio" cuando se expulsa a la población indígena de sus bosques.