A través de una iniciativa parlamentaria, firmada por la diputada Eva García Sempere, la formación destaca que, por ejemplo, un vuelo entre Madrid y Barcelona emite unos 70 kilogramos de dióxido de carbono (CO2) por pasajero, mientras que en el mismo trayecto en ferrocarril supone unos 6 kilogramos, es decir, una contaminación "12 veces menor".
Desde el partido que lidera Alberto Garzón señalan que diversos gobiernos y parlamentos europeos del entorno, como Francia y Países Bajos, ya "se están planteando la cuestión del impacto ambiental del transporte aéreo" hasta el punto de que ya "hay propuestas para prohibir los vuelos cuyo recorrido se puede realizar en tren en tres horas o menos".
Por eso, García Sempere quiere saber si el Gobierno de España "considera urgente completar el mapa ferroviario en España" considerando "las emisiones de CO2 por trayecto en avión, automóvil y tren".
Aviones más eficientes
En esta misma línea, recuerda que a pesar de que desde las compañías aéreas y de todo el sector en general insisten en que se ha aumentado la eficiencia ecológica en los vuelos "los datos no avalan esta afirmación a juzgar por el elevadísimo aumento de las emisiones de CO2".
"Hay que considerar, además, que el sector aéreo no está incluido en el acuerdo de París sobre el clima, que el queroseno es uno de los combustibles fósiles más contaminantes o que en muchos países este combustible tiene una fiscalidad ventajosa", apunta la diputada.
De ahí, que IU también plantee al Ejecutivo que se pronuncie sobre si "piensa que sería positivo establecer un tributo sobre el queroseno que usa el sector de la aviación en Europa para contribuir a reducir las emisiones de CO2".