La sugerencia de la Unión Europea a sus ciudadanos de tener preparado un kit de supervivencia para subsistir hasta 72 horas sin ayuda externa ha despertado una ola de reacciones diversas.

Sumario

 

Por un lado se han desatado los miedos de aquellas personas que temen un conflicto global, otros grupos se han tomado a broma la necesidad de estos suministros y muchos nos preguntamos cuál puede ser la verdadera utilidad de un kit pensado para un breve espacio de tiempo de cara a catástrofes y conflictos de larga duración.

Kit de supervivencia / Infografía: EA Kit de supervivencia / Infografía: EA

 

Un escenario complejo de amenazas

 

El consejo de la Unión Europea despertó el miedo de muchas personas, inmersas en complejos temores dentro de un complicado contexto internacional. La actualidad internacional, con largos y cruentos conflictos como los de Ucrania o Gaza, hace que mucha gente tema que este tipo de guerras pueda llegar hasta su entorno más cercano.

Las advertencias semiapocalípticas de determinados expertos o redes sociales y los consejos institucionales refuerzan la sensación de vulnerabilidad de personas que empiezan a temer que en cualquier momento se pueda desatar un conflicto global que les afecte de manera directa. Pero esta desconfianza no sólo se enfoca sobre conflictos armados. La continua aparición en medios y redes sociales de catástrofes naturales como la riada de Valencia o el reciente terremoto de Birmania hace sentir más vulnerable a una generación que no puede dejar en el olvido la reciente pandemia que tanta huella dejó.

 

Las recomendaciones del kit de supervivencia

 

La composición del kit de supervivencia recomendado por la Unión Europea tiene una composición muy heterogénea. Las recomendaciones de alimento son muy concretas, especialmente abundantes existencias de agua y variedades de alimentos no perecederos.

También se mencionan varios artilugios para un manejo mínimo de la situación, como útiles para manipular la comida y necesidades básicas (cuchillos, abridores…), una linterna, una radio a pilas y un cargador de móvil. A estas herramientas se le une la disposición de dinero en efectivo para un uso más rápido y directo, los documentos básicos de identidad y los medicamentos necesarios, especialmente en el caso de personas enfermas.

Además de estos útiles básicos, la Unión Europea también apuntó a la necesidad de ropa de abrigo y algunos juegos de mesa o barajas para entretener la espera sin desesperar. Todos estos artilugios deberían caber en una mochila dispuesta cerca de la puerta de casa para introducir todo en su interior y llevarlo si fuera necesario buscar refugio exterior.

 

Exageraciones y banalización del kit de supervivencia

 

A partir de esta tipología básica, se han desarrollado otros kits con una estrategia más comercial que de necesidad básica. A raíz de la dudosa utilidad de algunos de los elementos propuestos y la complicación para transportarlos en una mochila se han multiplicado los memes y sátiras. Incluso algunas marcas han desarrollado productos innecesarios para esta supervivencia básica con la intención de dar un tono más divertido y desenfadado al kit de supervivencia, con propuestas disparatadas como snacks, manuales humorísticos o todo tipo de juegos.

Un ejemplo reciente de esta tendencia fue el tuit publicado el 26 de marzo por la europarlamentaria Hadja Lahbib, periodista y exministra de Asuntos Exteriores de Bélgica. En la red social X, compartió el lanzamiento de la nueva estrategia #Preparedness de la UE con el lema: “Listos para todo. Este debe ser nuestro nuevo estilo de vida europeo”.

Esta banalización y simplificación del kit choca con el trauma y honda preocupación que sienten muchas personas ante la amenaza de una catástrofe. Este temor real contrasta con el uso comercial y consumista de algunas marcas al ofrecer kits especiales que convierten en un negocio el temor a amenazas globales. De hecho, con una simple búsqueda en Internet surgen múltiples propuestas de distintos kits. Artículos anunciados como un mero producto de marketing y negocio más que como soluciones racionales para una necesidad impulsada por el alarmismo.

 

Verdadera utilidad del kit

 

Tras observar estas distintas maneras de afrontar la necesidad del kit de supervivencia surge la verdadera pregunta: ¿es útil para una catástrofe real? En este sentido hay un doble enfoque, la adecuación de los recursos dispuestos para la supervivencia y, más allá de ellos, la posibilidad de su uso en una verdadera catástrofe.

El kit de supervivencia básico diseñado para las primeras 72 horas de una catástrofe se preocupa por incluir tantos elementos que termina siendo muy complicado de manejar y contradictorio. La exigencia de abundante agua, radios a pilas y otros elementos de gran volumen choca con la sugerencia de tener una mochila dispuesta para portarlo todo, ya que es muy complicado poder incluir en un volumen tan reducido todos los elementos necesarios para sobrevivir 72 horas.

Pero, aparte de la idoneidad de estos elementos, el kit omite una apartado muy importante en los escenarios de peligro como es la necesidad de un refugio adecuado. En caso de conflicto o catástrofe, el primer elemento necesario para la supervivencia es un refugio, ya sea un lugar elevado en caso de riadas, una estructura similar a un búnker en caso de bombardeos… Sin esas instalaciones básicas de refugio que permitan la supervivencia, no tiene sentido la preparación del kit.

En escenarios tan complejos y de larga duración como guerras de varios años, pandemias que exigen meses de aislamiento u otros escenarios de reclusión prolongada, un kit de 72 horas poco puede solucionar más allá de una necesidad puntual. En estos casos de colapso de infraestructuras y recursos básicos, la supervivencia del individuo va unida a estrategias de largo alcance, con rutas de evacuación, cooperación conjunta y otro tipo de redes de ayuda sin las cuales estos suministros limitados no tienen sentido.