Un tercio de las tierras protegidas del mundo se encuentra bajo intensa presión humana, según un estudio internacional descrito como "un asombroso control de la realidad" sobre los esfuerzos para evitar una crisis de biodiversidad.
La investigación, liderada por la Universidad de Queensland, en Australia, descubrió que seis millones de kilómetros cuadrados de tierras protegidas, equivalentes a dos tercios del tamaño de China, se encuentran en un estado en el que es improbable que se conserve la biodiversidad en peligro.
Kendall Jones, estudiante de doctorado, dice que en algunos casos la escala de daños fue sorprendente, con los mayores impactos encontrados en lugares densamente poblados, como Asia, Europa y África. "Encontramos una gran infraestructura vial, como carreteras, agricultura industrial e incluso ciudades enteras dentro de los límites de los lugares que se supone que están destinados a la conservación de la naturaleza –apunta Jones–. Más del 90% de las áreas protegidas, como los parques nacionales y las reservas naturales, mostraron algunos signos de actividades humanas dañinas".
El profesor de la UQ James Watson, director de investigación de la Wildlife Conservation Society, dice que el estudio mostraba claramente que las naciones sobrestimaban el espacio disponible para la naturaleza dentro de las áreas protegidas. "Los gobiernos afirman que estos lugares están protegidos por el bien de la naturaleza cuando en realidad no lo están –apunta el profesor Watson–. Es una de las principales razones por las que la biodiversidad aún se encuentra en un declive catastrófico, a pesar de que cada vez se protegen más tierras en las últimas décadas".
Las áreas más pequeñas, las más perjudicadas
El estudio utilizó el mapa global más completo de la presión humana sobre el medio ambiente, Human Footprint, para analizar la actividad humana en casi 50.000 áreas protegidas. Las áreas grandes y estrictamente protegidas se encontraban bajo mucha menos presión humana que las áreas protegidas más pequeñas, donde se permitían gamas más amplias de actividades humanas.
El profesor Watson explica que las áreas de protección de tierras bien financiadas, bien administradas y bien ubicadas fueron extremadamente efectivas para detener las amenazas a la pérdida de biodiversidad y garantizar que las especies regresen al borde de la extinción. "También hay muchas áreas protegidas que aún están en buenas condiciones y protegen las últimas fortalezas de especies en peligro de extinción en todo el mundo –afirma Watson–. El desafío es garantizar que las áreas protegidas que son más valiosas para la conservación de la naturaleza reciban la mayor atención de los gobiernos y donantes para garantizar su protección".
Jones considera que todas las naciones deben ser honestas al contabilizar la cantidad de tierra que han reservado para la conservación de la biodiversidad. "Es hora de que la comunidad conservacionista mundial se levante y haga que los gobiernos rindan cuentas para que tomen en serio la conservación de sus áreas protegidas", concluye.