La agricultura que parece ser más respetuosa con el medio ambiente pero que usa más tierra puede tener mayores costos ambientales por unidad de alimento que la agricultura de "alto rendimiento" que emplea menos tierra, según concluye un nuevo estudio, publicado en la revista Nature Sustainability.
Cada vez hay más pruebas de que la mejor forma de satisfacer la creciente demanda de alimentos al tiempo que se conserva la biodiversidad es extraer la mayor cantidad posible de alimentos de la tierra que cultivamos, de forma que se puedan salvar más hábitats naturales. Esto involucra técnicas agrícolas intensivas que se cree que generan niveles desproporcionados de contaminación, escasez de agua y erosión del suelo, aunque la nueva investigación muestra que esto no es así.
Los científicos de esta investigación diseñaron medidas para algunas de las principales "externalidades" (como la emisión de gases de efecto invernadero, el uso de fertilizantes y agua) generadas por sistemas agrícolas de alto y bajo rendimiento, y compararon los costos ambientales de producir una cantidad determinada de alimentos en diferentes formas.
La investigación previa comparó estos costos por área de tierra. Como la agricultura de alto rendimiento necesita menos tierra para producir la misma cantidad de alimento, los autores del estudio dicen que este enfoque sobreestima su impacto ambiental. Sus resultados de cuatro sectores agrícolas principales sugieren que, contrariamente a las percepciones de muchas personas, una agricultura más intensiva que usa menos tierra también puede producir menos contaminantes, causar menos pérdida de suelo y consumir menos agua.
No obstante, el equipo detrás del estudio, dirigido por científicos de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, advierte que, si se usan los rendimientos más altos simplemente para aumentar los beneficios o bajar los precios, solo acelerarán la crisis de extinción que ya se está viendo.
"La agricultura es la causa más importante de pérdida de biodiversidad en el planeta", afirma el autor principal del estudio, Andrew Balmford, profesor de Ciencia de la Conservación del Departamento de Zoología de Cambridge. "Se siguen despejando hábitats para dar paso a las tierras de cultivo, dejando cada vez menos espacio para la vida silvestre", denuncia.
"Nuestros resultados sugieren que la agricultura de alto rendimiento podría aprovecharse para satisfacer la creciente demanda de alimentos sin destruir más el mundo natural. Sin embargo, si queremos evitar la extinción masiva, es vital que la agricultura eficiente se vincule con más áreas silvestres libres de cultivos".
Los investigadores realizaron el estudio con un equipo de 17 organizaciones en todo Reino Unido, Polonia, Brasil, Australia, México y Colombia. El estudio analizó información de cientos de investigaciones en cuatro vastos sectores alimentarios, que representan grandes porcentajes de la producción mundial de cada producto: arroz con cáscara asiático (90 por ciento), trigo europeo (33 por ciento), carne de vacuno latinoamericana (23 por ciento) y producción de leche europea (53 por ciento).
Entre los ejemplos de estrategias de alto rendimiento, se incluyen sistemas de pastos mejorados y razas de ganado en la producción de carne, el uso de fertilizantes químicos en los cultivos y el mantenimiento de las vacas lecheras en el interior por más tiempo.
El nitrógeno usado como abono influye poco en el cambio climático
Los científicos encontraron que los datos son limitados, y dicen que se necesita más investigación sobre el costo ambiental de los diferentes sistemas agrícolas. Sin embargo, los resultados de su evaluación sugieren que muchos sistemas de alto rendimiento son menos perjudiciales desde el punto de vista ecológico y, lo que es más importante, utilizan mucha menos tierra.
Por ejemplo, en pruebas de campo, el nitrógeno inorgánico aumentó los rendimientos con poca o ninguna "penalización" a los gases de efecto invernadero y reduce el uso de agua por tonelada de arroz. Por tonelada de carne de res, el equipo descubrió que las emisiones de gases de efecto invernadero podrían reducirse a la mitad en algunos sistemas donde los rendimientos se potencian al agregar árboles para proporcionar sombra y forraje para el ganado.
El estudio solo analizó la agricultura orgánica en el sector lácteo europeo, pero descubrió que, por la misma cantidad de leche, los sistemas orgánicos causaron al menos un tercio más de pérdida de suelo y ocuparon el doble de tierra que la lechería convencional.
El coautor, el profesor Phil Garnsworthy, de la Universidad de Nottingham (Reino Unido), quien dirigió el equipo de productos lácteos, explica: "En todos los sistemas lácteos encontramos que un mayor rendimiento de leche por unidad de tierra generalmente conduce a una mayor eficiencia biológica y económica de la producción. Las vaquerías deberían dar la bienvenida a noticias sobre que los sistemas más eficientes tienen menor impacto ambiental".
El experto en conservación y coautor David Edwards, de la Universidad de Sheffield (Reino Unido), dice: "Los sistemas orgánicos a menudo se consideran mucho más ecológicos que la agricultura convencional, pero nuestro trabajo sugirió lo contrario. Usar más tierra para producir el mismo rendimiento orgánico puede, en última instancia, acumular costos ambientales más grandes".
Los autores del estudio creen que la agricultura de alto rendimiento debe combinarse con mecanismos que limiten la expansión agrícola para que tengan algún beneficio ambiental. Estos podrían incluir una estricta zonificación del uso de la tierra y reestructuración de subsidios rurales.
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