Las condiciones familiares (específicamente, qué tan similar es el estatus y los antecedentes sociales de una persona al estatus de sus padres) pueden desempeñar un papel más importante a la hora de determinar la facilidad con la que un individuo puede pasar a una clase socioeconómica más rica que la desigualdad de género, según un estudio de 153 países publicado en PLOS ONE (1) por Khanh Duong de la Universidad de Maynooth, Irlanda.

 

Baja movilidad de clases

 

A medida que aumenta la desigualdad global, los investigadores/as han descubierto que los países con mayores niveles de desigualdad de ingresos tienden a experimentar tasas más bajas de movilidad de clases (en otras palabras, a los individuos de una clase socioeconómica más baja les resulta más difícil pasar a una clase más rica).

En este estudio, Duong analizó cómo la educación, la desigualdad de género y las condiciones familiares (específicamente, qué tan similares son los niños a sus padres, también conocido en este contexto como dependencia parental) interactúan y afectan la movilidad de clase. Para construir su modelo, utilizó datos de la Base de datos global sobre movilidad intergeneracional de 153 países de todo el mundo (de los cuales 115 están clasificados como "economías en desarrollo"), divididos en cohortes generacionales para cada década desde los años 1940 a 1980.

Los análisis preliminares de Duong mostraron una relación positiva entre la expansión de la educación y la movilidad, y una relación negativa entre la desigualdad educativa y la movilidad. La dependencia de los padres mostró sólo una correlación positiva débil con la movilidad.

Sin embargo, tras la aplicación de técnicas de estimación para abordar cuestiones de confusión entre la dependencia de los padres y otros factores, el modelo final mostró que la dependencia de los padres tenía el mayor efecto negativo sobre la movilidad social ascendente (con un tamaño del efecto de 0,1). Aunque los aumentos en la educación promovieron la movilidad social, el modelo mostró que este era un efecto débil y potencialmente ineficaz cuando la dependencia de los padres existía en un alto nivel. Su modelo también mostró que el efecto de la desigualdad de género en la movilidad (como se ve en los resultados de familias con hijas e hijos) era significativamente menor (tamaño del efecto de 0,005) que el efecto de dependencia de los padres, aunque todavía está presente.

Los responsables de las políticas que promueven la movilidad social deberían centrarse en cambiar tradiciones como "de tal padre, tal hijo"

Duong sugiere que los responsables de las políticas que promueven la movilidad social deberían centrarse en cambiar tradiciones como "de tal padre, tal hijo". Y añade: "El estudio muestra que, si bien la desigualdad de género en la movilidad intergeneracional persiste, ha disminuido significativamente entre generaciones y es menos importante que la influencia de los padres".

 

La pobreza se hereda

 

La pobreza y la desigualdad social se hereda en tal grado que se calcula que son necesarias cuatro generaciones, unos 120 años, para que una familia que se encuentra en el 10% de las que cuentan con menos ingresos alcance los ingresos medios”.

Referencias