La Luna podría haberse formado a partir de varias colisiones de objetos rocosos contra la Tierra durante millones de años, cuando el sistema solar se estaba tomando forma, que habrían producido lunas más pequeñas que con el tiempo se habrían unido para formar una única luna, según un nuevo estudio en el Instituto de Ciencia Weizmann, publicado en la revista Nature Geoscience.
Las investigaciones de Raluca Rufu y de Oded Aharonson, del Instituto Weizmann de Ciencias en Israel, señalan que unos 20 cuerpos rocosos, algunos de tamaño lunar, y algunos tan grandes como Marte, habrían sido suficientes para hacer el trabajo. Tras las colisiones, desde varios ángulos, los sedimentos de los impactos crearon un cinturón orbital alrededor de la Tierra, cuyos restos se fusionaron formando la actual Luna. La conclusión se ha alcanzado tras realizar unas 800 simulaciones matemáticas.
Así, los científicos defienden que varios análisis químicos de la Luna, en base a muestras tomadas por astronautas, revelan que es prácticamente idéntica a la Tierra, es decir, que no hay evidencia de la gran masa que habría golpeado a la Tierra.
"Estamos realizando otras simulaciones para tratar de entender cómo las lunas más pequeñas producidas en estas simulaciones podrían haberse unido para formar la Luna", apunta Aharonson.
La propuesta contradice la opinión generalizada de que la luna nació como resultado de una colisión entre una joven Tierra y un protoplaneta del tamaño de Marte, que recibe el nombre de Tea.