En concreto, para alcanzar esta conclusión, publicada en Environment International, los investigadores dividieron España en 2.148 áreas con al menos 3.500 habitantes que abarcaban una población total de 44,5 millones de personas.
De esta forma, comprobaron que un incremento de 5 microgramos por metro cúbico en la concentración de partículas PM10 producía una pérdida de casi un año de vida, y un aumento de 2 microgramos por metro cúbico en la concentración de partículas PM2.5 una reducción de 7 meses de vida.
De la misma manera, un análisis de las tasas de mortalidad estandarizadas, reveló que dichos incrementos en la concentración de partículas PM10 y PM2.5 están asociados con un aumento del riesgo de mortalidad del 5,7% y del 3,7%, respectivamente.
Prioridad para la salud pública
"La exposición a la contaminación atmosférica ya se había asociado con un incremento en las tasas de mortalidad, pero hasta ahora pocos estudios se habían centrado en la esperanza de vida y la mayoría tenía una cobertura espacial restringida", ha explicado la investigadora de ISGlobal y primera autora del estudio, Carmen de Keijzer.
No obstante, los científicos han encontrado resultados contradictorios respecto a la presencia de espacios verdes. "De la misma manera que había ocurrido en otros estudios anteriores, en nuestro caso los espacios verdes se asociaron a un aumento de la esperanza de vida en zonas con nivel socioeconómico bajo, mientras que se asociaron a una reducción de la esperanza de vida en zonas más prósperas", ha zanjado el coordinador del estudio, Xavier Basagaña. “Es difícil valorar el efecto de los espacios verdes sin tener más información sobre el tipo de espacio y el uso que tiene por parte de la población”, añade.
“En cualquier caso y pese a que hará falta más investigación para aclarar esta última cuestión, la asociación entre contaminación atmosférica y mortalidad es una evidencia. Hacerle frente debería ser una prioridad de salud pública”, concluye Basagaña.