"Es realmente la undécima hora para muchas de estas criaturas", dice el profesor de Antropología de la Universidad de Illinois, en Estados Unidos, Paul Garber, quien dirigió el estudio con Alejandro Estrada, de la Universidad Nacional Autónoma de México. "Varias especies de lémures, monos y simios -como el lemur de cola anillada, el mono Colobo Rojo de Udzungwa, el mono de nariz chata de Yunnan, el langur de cabeza blanca y el gorila de Grauer- se reducen a una población de unos pocos miles de individuos. En el caso del gibón de Hainan, una especie de mono en China, quedan menos de 30 animales", alerta.
Otro simio críticamente amenazado, el orangután de Sumatra, perdió el 60 por ciento de su hábitat entre 1985 y 2007, resalta Garber. Estas especies se enfrentan a una serie de amenazas, desde la caza, el comercio ilegal de mascotas y la pérdida de hábitat, a medida que los seres humanos continúan talando bosques tropicales, construyendo carreteras y minas "de manera destructiva e insostenible", lamenta Garber. "Estos primates se aferran a la vida en los bosques de países como China, Madagascar, Indonesia, Tanzania y República Democrática del Congo", añade.
"Tristemente, en los próximos 25 años, muchas de estas especies de primates desaparecerán a menos que hagamos de la conservación una prioridad global -advierte-. Esto, por sí mismo, sería una pérdida trágica. Al considerar los cientos de otras especies que se enfrentan a un destino similar en todo el mundo se puede obtener una idea de lo que realmente está en juego".
Sólo cuatro países -Brasil, Indonesia, Madagascar y República Democrática del Congo- acogen a dos tercios de todas las especies de primates, informan los investigadores, lo que hace que estos países sean objetivos obvios de medidas para detener y, quizás incluso, revertir la tendencia global de extinción de primates.
La pérdida de hábitat como consecuencia de la construcción de carreteras, la minería, la tala y la agricultura, junto con la caza y el comercio ilegal de animales y partes de animales, suele estar vinculada a altas tasas de crecimiento demográfico y a la pobreza de las comunidades cercanas.
"Abordar la pobreza local y facilitar el crecimiento demográfico es un componente necesario de la conservación de los primates -dice-. Construir economías basadas en la preservación de los bosques y sus habitantes primates y ampliar las oportunidades educativas para las mujeres comenzaría a abordar algunas de las mayores amenazas a estos animales".
De todas las amenazas, la más grande es la creciente huella agrícola de la humanidad, según Garber. "Las prácticas agrícolas están interrumpiendo y destruyendo el hábitat vital del 76 por ciento de todas las especies de primates en el planeta -revela-. En particular, la producción de aceite de palma, de soja y caucho, la tala, la agricultura y la ganadería están destruyendo millones de hectáreas de bosque".
La minería y la perforación para obtener minerales y combustibles fósiles se suman a la lista larga de ataques a los bosques del mundo y sus habitantes primates. "Tenemos una última oportunidad para reducir en gran medida o incluso eliminar las amenazas humanas a los primates y sus hábitats, para guiar los esfuerzos de conservación y para aumentar la conciencia mundial de su situación. Los primates son críticamente importantes para la humanidad, después de todo, son nuestros parientes biológicos vivos más cercanos", concluyen los autores.
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