Para llegar en el plazo de un siglo a nuestra estrella vecina, una nueva investigación ha determinado la arquitectura de un misión de vela láser, y establece que es un proyecto viable y técnicamente sólido. El calendario es de 2024-2034 para que haya tecnología disponible, y 2050 para la infraestructura.
El estudio, titulado Proyecto Libélula: navegar hacia las estrellas, se publicó recientemente en la revista científica Astra Astronautica. El estudio fue dirigido por Tobias Häfner, graduado de la Universidad Paul Sabatier (UPS) de Toulouse (Francia) y actual ingeniero de sistemas en Open Cosmos Ltd.
Abarcó desde el tamaño de la vela, los materiales utilizados para construirla, el tamaño de la apertura del láser, el posicionamiento del láser, el peso de la nave espacial y el método utilizado por la nave para desacelerar una vez que se acerque a su destino.
El diseño resultante requirió el uso de 100 GW de potencia láser para acelerar una nave espacial de 2.750 kilos a un 5% de la velocidad de la luz, lo que da como resultado un viaje de aproximadamente un siglo hasta Alpha Centauri. La vela estaría compuesta por una monocapa de grafeno que mide 29,4 kilómetros de diámetro, por lo que se requiere un láser con una apertura que cubra toda esa envergadura.
Este láser se colocaría en la vecindad del Sol (ya sea en el Punto Lagrange Tierra-Sol L1 o en la órbita Cislunar) y sería alimentado por paneles solares masivos que la llevarían a Aplha Centauri. Para desacelerar, la nave desplegaría una vela magnética compuesta de cables metálicos. Esta vela formaría una estructura en bucle de aproximadamente 35 kilómetros de diámetro y un peso de una tonelada.
Una vez desplegada, la vela magnética interceptaría el plasma del medio interestelar y el viento solar de Alpha Centauri para desacelerar e ingresar al sistema. El estudio concluye que esta arquitectura lograría un equilibrio entre la masa y la velocidad, que permitiría que la misión alcanzara a Alpha Centauri en poco más de 100 años y permitiría realizar operaciones científicas a su llegada.
Como indican en su estudio, este tipo de arquitectura de misión ofrece muchas ventajas, entre las cuales se encuentra el hecho de que una nave espacial más grande podría llevar más instrumentos y recopilar más datos científicos que una nave espacial a escala menor.
Los investigadores reconocen los desafíos que conllevaría una misión de este tipo, que incluyen la necesidad de estructuras de kilómetros de gran tamaño en el espacio. Tales estructuras tendrían que construirse en órbita, lo que requeriría el desarrollo de instalaciones de fabricación orbital primero. Y, por supuesto, el láser y otros sistemas cruciales necesitarán un mayor perfeccionamiento y desarrollo. Sin embargo, aseguran que el concepto es viable y técnicamente sólido, informa Universe Today.