En una declaración conjunta de sus embajadores, Nikki Haley (EE UU), Matthew Rycroft (Reino Unido) y Francois Delattre (Francia), mantienen que no van "a firmar, ratificar ni a ser parte" del mismo.
Argumentan que "una supuesta prohibición del armamento nuclear sin abordar los problemas de seguridad que continúan haciendo necesaria la disuasión nuclear no dará como resultado la eliminación de armas nucleares y no aumentará la seguridad de ningún país, ni la paz y seguridad internacional”.
Estos y otros países se muestran a favor de comprometerse en su lugar con el Tratado de No Proliferación Nuclear, en vigor desde 1970 con el objetivo de evitar el desarrollo de tecnología armamentística nuclear.
El tratado para la prohibición de armas nucleares pretende ser, afirma la ONU, "un instrumento legalmente vinculante que prohíba el armamento nuclear y lleve a su eliminación total".