Hubo acuerdo con los estados miembros y fue más fácil de lo esperado. Los negociadores de las instituciones de la Unión Europea lograron ayer un compromiso político para prohibir a partir de 2021 los artículos de plástico de usar y tirar más populares, como platos, cubiertos, bastoncillos de algodón y envases de poliestireno para alimentos, con el fin de reducir su impacto en el medio ambiente y ayudar a que desaparezcan sus desechos de las playas europeas.
La Unión Europea cree que los plásticos señalados por la nueva norma representan cerca del 70 por ciento de los desechos plásticos que contaminan las aguas y playas en el territorio comunitario.
"La basura marina es un problema global creciente. Hemos atendido la alerta de que, si se mide por el peso, en 2050 habrá más plásticos que peces en los océanos", ha dicho la ministra de Sostenibilidad y Turismo austríaca y presidenta de turno de la UE, Elisabeth Köstinger, al anunciar el acuerdo.
El acuerdo, que necesita aún el visto bueno formal del Parlamento Europeo y del Consejo para ser efectivo, se ha logrado en tiempo récord, después de que la Comisión Europea presentara su propuesta a finales de mayo de este año.
El objetivo es erradicar el uso de artículos de plástico para los que existen ya alternativas en materiales que no dañan el entorno. A la lista propuesta por Bruselas, que incluye bastoncillos, platos y cubiertos, vasos y pajitas para beber, se han añadido por exigencia de la Eurocámara los envases en poliestireno para comida rápida.
Entre los artículos que no podrán usarse en la Unión Europea de aquí a algo más de dos años, figuran también los productos en plástico oxodegradable, considerados especialmente dañinos para el medio ambiente porque contienen aditivos que no desaparecen del todo y afectan negativamente el proceso de reciclado.
Además del listado de artículos que estarán vetados, la UE quiere que los Estados miembros tomen "las medidas necesarias" para reducir de manera significativa el consumo de otros productos, como los recipientes de plástico (de otros materiales distintos al poliestireno) para comida rápida que no necesita preparación posterior a la compra y las tapas para bebidas.
También se prevén objetivos vinculantes para que los Estados miembros tomen las medidas necesarias para que en 2030 al menos el 30 por ciento de los materiales de las botellas de plástico sean reciclables.
En el caso de otros elementos para los que no existen por el momento alternativas mejores al plástico, la Unión Europea apuesta por incentivar su reciclado, por ejemplo en lo que se refiere a los aparejos de pesca, para asegurar que no son arrojados por la borda en alta mar, sino que la flota regresa a tierra con ellos y los recicla.
El objetivo es reducir a la mitad los desperdicios de estos productos con el objetivo de evitar daños sobre el medio ambiente que supondrían unos costes de 230.000 millones de euros en 2030 y la emisión de 3,4 millones de toneladas equivalentes de dióxido de carbono (CO2) ese mismo año.
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