A pocos días del sexto aniversario del accidente de Fukushima, y en la víspera del Día Internacional de la Mujer, Greenpeace Japón ha publicado un estudio que expone cómo la política de reasentamiento llevada a cabo por el Gobierno japonés tras el accidente nuclear viola los compromisos internacionales de derechos humanos, especialmente los de las mujeres, pero también los de la infancia.
Según el estudio Impactos desiguales: Violación de los derechos humanos de las mujeres y los niños en el desastre nuclear de Fukushima Daiichi (en inglés) el impacto del accidente fue mayor en las mujeres, debido fundamentalmente a las desventajas sociales y al aumento de los riesgos debido a la exposición a la radiación.
“En la víspera del Día Internacional de la Mujer, queremos señalar que las personas más afectadas por las consecuencias del desastre nuclear de Fukushima son las mujeres y la infancia, especialmente teniendo en cuenta que la descontaminación no se ha completado”, ha declarado Raquel Montón, responsable de la campaña nuclear de Greenpeace. “Por esta razón, queremos pedir al Gobierno de Japón que no coaccione económicamente a las personas evacuadas para retornar a un lugar inseguro para el resto de sus vidas”.
Incremento de los ataques sexuales durante los apagones
Como en cualquier desastre, las mujeres se enfrentaron a múltiples violaciones de sus derechos en el período inmediatamente posterior al accidente de Fukushima, por ejemplo los ataques sexuales se incrementaron durante los apagones ocasionados por la falta de corriente y la violencia en los hogares también aumentó y persistió mucho tiempo después de que las víctimas dejaran los centros de evacuación.
La brecha de género
Otro factor a tener en cuenta son las dificultades económicas, ya que, a pesar de ser una de las principales economías del mundo, en Japón existe una enorme brecha entre los géneros, y la enorme disparidad de recursos significa que las mujeres estaban en una desventaja significativa para hacer frente a los impactos del desastre. Esto se ve agravado por el hecho de que en el período posterior, el trabajo a tiempo parcial, principalmente ocupado por mujeres, se vio muy afectado.
Además, los pagos de compensación a las parejas casadas como una unidad familiar fueron concedidos generalmente a los varones adultos, algo particularmente cruel en situaciones en la que las mujeres eran víctimas de la violencia machista.