La sorprendente y constante expansión de los bosques en muchos países es un reflejo del bienestar nacional y no constituye un beneficio de los niveles rápidamente crecientes de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera, según aseguran expertos.
En el planeta como un todo, los bosques y otros ecosistemas terrestres se han vuelto más verdes, lo que varios modelos globales de cambio climático atribuyen a la fertilización con CO2, dice el estudio, publicado este lunes por PLOS ONE.
De hecho, desde el siglo XIX, las transiciones de la pérdida neta de bosques a la ganancia han coincidido con un cambio dentro de las naciones desde la agricultura de subsistencia a la agrícola orientada al mercado. En la actualidad, el crecimiento o disminución de los recursos forestales de una nación se correlaciona fuertemente con el Índice de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
"Nuestros hallazgos ofrecen una visión importante de los esfuerzos para abordar el cambio climático. Donde las personas y las naciones se encuentran o están relativamente acomodados, podemos contar con que los bosques absorben carbono en niveles crecientes", resalta el profesor Kauppi de la Universidad de Helsinki (U de H), en Finlandia, autor del estudio con la colega de U de H, Vilma Sandström, y Antti Lipponen, del Instituto Meteorológico Finlandés.
De 1990 a 2015, las existencias forestales crecieron anualmente en un 1,31% en los países de ingresos altos y en un 0,5% en los países de ingresos medianos-altos. Por el contrario, las existencias forestales en crecimiento disminuyeron en un promedio anual de 0,29% en 27 países de ingresos medianos bajos y en 0,72% en 22 países de bajos ingresos.
"Desde una perspectiva de desarrollo de políticas, es muy importante entender por qué los recursos forestales nacionales cambian de una manera tan sorprendentemente diversa", dice Kauppi. Las transiciones de la pérdida neta de bosques a la ganancia neta se produjeron por primera vez en el siglo XIX en Europa occidental, después en Europa central y el este de Estados Unidos, seguidas por Europa septentrional y oriental, Japón y Nueva Zelanda.
Transición de la pérdida de bosques a la ganancia forestal
El estudio señala que el cambio temprano en Europa y la expansión de los recursos forestales obviamente no pueden atribuirse al rápido aumento del dióxido de carbono atmosférico que comenzó décadas más tarde.
"Las observaciones meteorológicas confirman indiscutiblemente que las temperaturas globales están aumentando junto con los niveles atmosféricos de CO2 –dice el doctor Lipponen–. Sin embargo, el estudio muestra que, durante más de un siglo, los cambios en el stock de crecimiento de los bosques en todo el mundo prácticamente no se han relacionado con esas tendencias".
En los últimos 50 años, China y Chile han realizado la transición de la pérdida neta de bosques a la ganancia forestal neta. Más recientemente, algunos países subtropicales y tropicales de América Latina, África y el Lejano Oriente también lo han hecho. El informe dice que entre 1990 y 2015, unos 13 países tropicales parecen haber hecho la transición, o continuaron en el camino de la expansión forestal que sigue a tales transiciones.
Un resumen previamente publicado de los últimos datos de la ONU (2010-2015) muestra que el área forestal se expande en Europa, América del Norte, el Caribe, Asia Oriental y Asia Central y Occidental, pero disminuye en América Central, América del Sur, Sudeste Asiático y en todo África. A nivel regional, las mayores pérdidas se están experimentando en Nigeria, Brasil e Indonesia.
El informe señala que las transiciones en América Latina y África son inciertas y quizás reversibles. África es el continente con un gran riesgo de mayores pérdidas de ecosistemas forestales; la mayoría de los 55 países africanos no ha informado sobre la transición forestal. Entre lo que más impresionó a los expertos está la transición forestal en India durante tres décadas a partir de 1970, a pesar de más que duplicar la población (de 555 a 1.231 millones de 1970 a 2010). Brunei es la única nación rica con recursos forestales decrecientes.
"Los países altamente desarrollados aplican métodos agrícolas modernos en buenas tierras de cultivo y abandonan las tierras marginales, que están disponibles para la expansión forestal –destaca el estudio–. Los países desarrollados invierten en programas sostenibles de gestión forestal y protección de la naturaleza".
El estudio atribuye la expansión forestal a varios factores que han superado los impactos del crecimiento de la población y la mejora de las dietas. Estos son: la urbanización, que atrae a los agricultores de las tierras rurales marginales; la evolución de un régimen de subsistencia a una economía de mercado, que además concentra la agricultura en las mejores tierras; mejores tecnologías agrícolas y rendimientos, aliviando la necesidad de despejar nuevas tierras agrícolas; mejoras en el transporte, la comunicación, el almacenamiento, el procesamiento y el comportamiento del consumidor, reduciendo la comida; y la disponibilidad de alternativas a la madera como combustible.
Vilma Sandström subraya que otro factor requiere una evaluación de impacto detallada: las naciones desarrolladas subcontratan cada vez más sus necesidades de recursos a otras en el extranjero a través del comercio internacional. Investigaciones anteriores sugieren que el crecimiento del stock deja de disminuir a un umbral de ingreso per cápita de 4.600 dólares (en dólares de 2003). Hoy en día, el umbral está probablemente más cerca al ingreso per cápita de 20.000 dólares.
"Desafortunadamente, la deforestación continúa en bosques biológicamente ricos –revela el documento–. Los nuevos bosques en expansión son biológicamente menos diversos, especialmente donde consisten en plantaciones de monocultivos". Según Lipponen, el desarrollo humano puede traducirse en el bienestar de los ecosistemas forestales, lo que promueve la captura de carbono y la preservación de la biodiversidad mundial en el a largo plazo.
A su juicio, "deben realizarse más análisis de políticas desde proyectos individuales como la captura de carbono, la conservación de la biodiversidad o la gestión de granjas, hasta análisis interdisciplinarios de bienestar armonizado de personas y bosques". En cualquier caso, los investigadores también piden un mayor control a escala global de superficies de vegetación, reclamando "un área de prioridad principal en la ciencia mundial".
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