Un nuevo enfoque de vanguardia para medir los cambios en la densidad de carbono forestal subterráneo ha ayudado a los científicos a determinar que la deforestación, la degradación y las perturbaciones generalizadas han provocado que los bosques tropicales emitan ahora más carbono de lo que captan, como se informa en un artículo publicado este jueves en la edición digital de Science.
Las mediciones anteriores de la pérdida de carbono forestal se concentraron principalmente en áreas sujetas a eliminación completa del bosque –deforestación, pero ahora, los científicos han sido capaces de explicar los cambios de las sutiles pérdidas naturales y humanas (degradación y perturbación)– como la tala de árboles a pequeña escala y la mortalidad, mientras que también midieron las ganancias por el crecimiento del bosque.
Las conclusiones de un equipo de científicos en el Woods Hole Research Center (WHRC) y la Universidad de Boston, en Estados Unidos, añaden una nueva urgencia a la necesidad crítica de realizar agresivos esfuerzos a nivel global y nacional para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para cumplir con los objetivos climáticos del Acuerdo de París. El estudio sugiere que existe una ventana de oportunidad crítica para revertir la tendencia en las emisiones deteniendo la deforestación y la degradación y restaurando activamente los bosques en tierras degradadas.
El estudio cuantifica los cambios en el carbono forestal subterráneo a lo largo de América tropical, África y Asia –los bosques más amenazados del mundo– y aquellos con mayor capacidad para actuar como almacenes significativos de carbono, así como puntos calientes mundialmente reconocidos de biodiversidad y servicios ecosistémicos esenciales, como alimentos, fibra y combustible, para millones de personas en todo el mundo.
"Estos hallazgos proporcionan al mundo una llamada de atención hacia los bosques", dice el científico de WHRC, Alessandro Baccini, autor principal del informe. "Si queremos evitar que las temperaturas globales lleguen a niveles peligrosos, necesitamos reducir drásticamente las emisiones y aumentar enormemente la capacidad de los bosques de absorber y almacenar carbono", advierte.
Además, añade que los bosques son la "única tecnología de captura y almacenamiento de carbono" que tiene el ser humano a su alcance y que es "seguro". "Se ha comprobado, es barato, está inmediatamente disponible a escala y es capaz de proporcionar efectos beneficiosos, desde la regulación de los patrones de lluvia hasta el suministro de medios de subsistencia a las comunidades indígenas", continúa.
La mayor pérdida, en américa latina
Utilizando 12 años (2003-2014) de imágenes satelitales, tecnología láser de teleobservación y mediciones de campo, Baccini y su equipo lograron capturar las pérdidas de carbono forestal causadas por la deforestación al por mayor, así como mediciones a escala fina de la degradación y perturbación, que previamente han sido un reto para la comunidad científica en grandes áreas.
"Puede ser un reto mapear los bosques que han sido completamente perdidos –dice el científico de WHRC Wayne Walker, uno de los autores del informe–. Sin embargo, es aún más difícil medir las pérdidas pequeñas y más sutiles de los bosques. En muchos casos a través de los trópicos hay una tala selectiva o pequeños agricultores que eliminan los árboles individuales por leña. Estas pérdidas pueden ser relativamente pequeñas en cualquier otro lugar, pero juntas a través de áreas extensas se hacen considerables".
Usando esta nueva capacidad, los investigadores descubrieron que las regiones tropicales son una fuente neta de carbono a la atmósfera, aproximadamente 425 teragramos de carbono al año, que es más que las emisiones de todos los coches y camiones en Estados Unidos. Las pérdidas anuales brutas fueron de unos 862 teragramos de carbono, frente a las ganancias, que fueron de aproximadamente 437 teragramos de carbono.
Las pérdidas y ganancias de carbono no se distribuyen uniformemente a lo largo de la zona tropical, según el informe. A escala continental, la mayor parte de la pérdida (casi el 60%) ocurrió en América Latina, hogar de la Amazonia, la mayor selva tropical intacta del mundo. Casi el 24% de la pérdida es atribuible a África mientras que los bosques de Asia experimentaron menos pérdidas, un poco más del 16% del total tropical.
Así como la mayor parte de la pérdida de bosques tuvo lugar en las Américas, también lo hizo la mayor parte de ganancia de bosque. Casi 43% de la ganancia tropical es atribuible a las Américas. Un poco más del 30% se ganó en África y alrededor de 26% en Asia.
La investigación mostró que, con la excepción de Asia, la degradación y la perturbación fueron responsables de la mayoría de las pérdidas continentales. En las Américas, el 70% de las pérdidas se debió a la degradación y la perturbación; en África, fue del 81%. Menos de la mitad (46%) de las pérdidas en Asia están vinculadas a la degradación y las perturbaciones.
A medida que los gobiernos de todo el mundo desarrollan planes para cumplir sus compromisos bajo el Acuerdo de París, el estudio muestra el enorme potencial de los bosques tropicales como una herramienta de mitigación del cambio climático. Los autores señalan que el fin de la deforestación tropical y la degradación forestal reducirían las emisiones anuales en al menos 862 teragramos de carbono, o alrededor del 8% de las emisiones globales anuales.