El uso por los neandertales de pegamento obtenido de la corteza de abedul ha sido considerado prueba del desarrollo cognitivo de estos humanos extintos, pero un nuevo estudio cuestiona su complejidad.
Los investigadores habían creído durante mucho tiempo que el alquitrán de abedul, utilizado por los neandertales para fabricar herramientas, solo podía crearse a través de un proceso complejo en el que la corteza tenía que calentarse en ausencia de aire.
Sin embargo, un equipo internacional dirigido por investigadores de la Universidad de Tubinga (Alemania) y la Universidad de Nueva York (Estados Unidos) ha descubierto que hay una manera muy simple de hacer este pegamento útil, tal y como se publica en la revista PNAS.
"Nuestro artículo cuestiona las creencias comunes de que la presencia de alquitrán de abedul en los conjuntos arqueológicos neandertales significa que tenían habilidades cognitivas sofisticadas", dijo el coautor Radu Iovita, un paleoantropólogo y arqueólogo paleolítico en el Departamento de Antropología de la Universidad de Nueva York y miembro de la facultad de Departamento de Prehistoria Temprana y Ecología Cuaternaria de la Universidad de Tubinga.
Investigadores anteriores habían experimentado con fosas, estructuras de arcilla, montículos de cenizas y recipientes de metal y cerámica como medios para calentar la corteza en ausencia de oxígeno. En cambio, este equipo de investigación experimentó con materiales ordinarios disponibles en la Edad de Piedra.
Pudo ser descubierto por accidente
Recogieron corteza de abedul recién cortada o corteza muerta en el bosque y la quemaron cerca de piedras planas de río. Después de tres horas, el proceso produjo una cantidad utilizable de un material adhesivo negro. El alquitrán podría ser fácilmente raspado de la superficie de las piedras. Sus características moleculares eran similares a las muestras arqueológicas de los sitios neandertales y, lo que es más importante, formó un pegamento más fuerte que el alquitrán producido en procesos libres de oxígeno más complejos.
El equipo utilizó su adhesivo para hacer una herramienta para raspar madera y recurrió a un robot que utilizaba tecnología de control de fuerza desarrollada por Ludovic Righetti y Johannes Pfleging.
El brazo robótico arrastró la herramienta con una precisión que los humanos no pueden emular con más de 170 golpes. El enfoque también permitió a los investigadores medir los efectos con precisión: la herramienta no mostró debilitamiento del enlace adhesivo.
En otra prueba, los investigadores usaron el adhesivo para pegar un raspador de piedra a un mango de madera, como lo habían hecho los neandertales. Iovita pudo raspar la dura membrana externa del hueso de un muslo.
Los investigadores dicen que este método de hacer alquitrán de abedul es tan simple que los primeros humanos podrían haberlo descubierto fácilmente por accidente en el curso de sus actividades cotidianas. Por lo tanto, la producción y el uso de alquitrán de abedul ya no pueden servir como un indicador de comportamiento moderno o complejo.