El ayuntamiento de Mijas (Málaga) acaba de aprobar un nuevo proyecto de ordenanza para regular el llamado "servicio de burros-taxi, burro-carros y coches de caballos" en su término municipal. Cuando entre en vigor, una vez concluya el periodo de exposición pública, quedará prohibido que los burros, que en Mijas se usan desde hace décadas como reclamo turístico, transporten a ninguna persona de más de 80 kilos de peso. Incumplir esta norma será una falta grave, y acarreará una multa de entre 750 y 1.500 euros.
Esta es una de las principales novedades de la norma, que recoge otros aspectos con los que el gobierno local, del PSOE, pretende alinear esta práctica con la normativa de bienestar animal. Por ejemplo: la nueva ordenanza varía los horarios del "servicio" de burros-taxi. En invierno se extenderá de nueve de la mañana a seis de la tarde (media hora más pronto que en la actualidad); en verano, la temporada en la que el animal sufre más el calor, se parte en dos turnos: de 8.30 a 14.00 y de 17.00 a 21.00, de modo que los animales sólo podrán trabajar en uno de los turnos. "Vamos a incorporar un sistema de rotación para que ningún burro haga más de cuatro o cinco servicios al día", anticipa Nicolás Cruz, concejal de movilidad y transportes.
Permiso de "maternidad"
La nueva norma también contempla algo parecido a un permiso de maternidad, que se extiende del octavo mes de gestación hasta pasados seis meses de dar a luz.
En otros casos contempla lo que ya preveía la anterior, aprobada en 2012, aunque añade matices para evitar que se convierta en papel mojado. Por ejemplo, ahora el veterinario deberá acreditar "la salud y capacidad de cada burro para realizar su trabajo" mediante una certificación. Sin ella, la autorización pierde su vigencia.
Otra novedad permite deducir que en el pasado se han producido casos de animales trabajando en malas condiciones de salud. "En caso de la presencia de cualquier tipo de herida en el animal, el burro se retirará del trabajo hasta que la herida quede sanada", dice un apartado recién añadido. Además, a partir de ahora, los propietarios deberán tener un botiquín para atender al burro.
Entre las nuevas condiciones "garantizadas" para los burros están los cobertizos para el descanso, el acceso al agua durante las 24 horas del día, el uso de albardas, sillas, aperos y arneses adecuados, y que se les deje un espacio mínimo de tres dedos entre el cuello y la cuerda, que debe ser como mínimo de 30 centímetros para que puedan cabecear.
Por último, la ordenanza incorpora un artículo un artículo sobre "bienestar animal" que pretende dar solución a los problemas de insalubridad con la instalación obligatoria de sistemas para eliminar excrementos y aguas residuales. Los propietarios deberán presentar un programa de limpieza, desratización y desinfección de las instalaciones.
No pueden tumbarse
En Mijas hay 69 burros en el servicio de burro-taxi y burro-carros, propiedad de doce arrieros que explotan el servicio en régimen de concesión por un periodo de cuatro años. Varias asociaciones venían reclamando, ya que no la abolición del servicio, una actualización de la norma. La nueva ordenanza ha sido redactada por un grupo de trabajo integrado, entre otros, por el Colegio de Abogados de Málaga y El Refugio El Burrito.
Eva Ramos, coordinadora provincial de PACMA, echa en falta que no acabe con la práctica de que los burros permanezcan atados tanto en las paradas como en los establos. "En las paradas la mayoría están atados de la cabezada a la barra metálica. Nos explicaron que si los atan con cuerdas más largas se muerden, por el estrés que sufren".
PACMA y asociaciones animalistas denuncian desde hace años que los burros no tienen libertad para hacer movimientos naturales, como tumbarse a descansar. Para Ramos, treinta centímetros de cuerda siguen siendo insuficientes, porque seguirán sin poder tumbarse. "Si los observas un rato, ves que van turnando las patas de apoyo, por el dolor que tienen", señala, y denuncia que esto supone un incumplimiento de la Ley de Protección Animal de Andalucía, que prevé que los animales no pueden estar permanentemente atados.
Nueva norma, mismas cuadras
Queda por comprobar si la ordenanza vendrá acompañada de unas nuevas cuadras, como piden las asociaciones y PACMA, que en 2015 presentó un informe veterinario y otro jurídico en el que documentaba la insalubre situación de esas cuadras, muy pequeñas, mal ventiladas y sin un sistema suficiente de evacuación de excrementos y orines, lo que exponía a los animales a enfermedades como el hormiguillo.
Durante el pasado mandato, el ayuntamiento prometió mejoras y un cambio de ubicación, pero no lo cumplió. "Los establos son tercermundistas", admite el concejal, que anuncia otra vez un nuevo emplazamiento "el año que viene" porque "no cabe una remodelación" de las cuadras que hay.
Mientras no se sustituyan las actuales cuadras, las normas que recogen las condiciones higiénico-sanitarias y de bienestar animal son un brindis al sol. "Se recogen una serie de condiciones, como estar sueltos o realizar movimientos propios de su especie, pero para esto hacen falta establos nuevos", señala Verónica Sánchez, directora de El Refugio El Burrito.
La otra gran cuestión es si esta vez la norma será efectiva. Verónica Sánchez advierte: "Lo que falta es que se cumpla. La labor de vigilancia es fundamental; si no, seguiremos como siempre". El concejal asegura que la Policía Local y los inspectores de vía pública vigilarán el cumplimiento. "Sabemos que tenemos la lupa sobre nosotros".
PACMA ve solamente "un lavado de cara"
Sesenta años después de que empezaran a usarse para subir y bajar turistas por las calles de Mijas, no está claro que los burro-taxi den buena fama al municipio. Muchos turistas se asombran de que perviva esta práctica.
"Lo que tienen que hacer es cumplir la legislación andaluza, que tiene 15 años", critica Ramos, que recuerda que el ayuntamiento está obligado a vigilar el cumplimiento de la legislación de protección animal y nunca ha denunciado la situación de los burros en Mijas. Para ella, la nueva norma es un "lavado de cara": "Lo que queremos es que se prohíba la explotación de animales como transporte turístico, aunque obviamente cualquier mejora en la vida de los animales la agradecemos".
Por su parte, Verónica Sánchez opina que la norma es "un paso más": "El Refugio El Burrito no apoya el uso de animales en actividades turísticas, pero ya que están ahí, es importante que se regulen las condiciones para garantizar el bienestar animal. Eso hace esta ordenanza y esperamos que el ayuntamiento la haga cumplir".
"Hay que ponerlo todo en la balanza. Nuestro propósito es mejorar el bienestar y que el servicio se dé en las mejores condiciones", concluye el concejal, que abre la puerta a que, "a medio plazo", el burro taxi acabe convirtiéndose en "algo residual" en beneficio de, por ejemplo, un centro de interpretación. "Queremos que el burro siga siendo atractivo turístico y emblema del pueblo, pero acoplado a la nueva sensibilidad. No vamos a contentar a todo el mundo, pero tenemos que dar respuesta a las críticas".