El investigador Juan José Badiola ha comentado que, aunque no se ha confirmado aún cuál ha sido el origen del nuevo coronavirus, aparecido en la región china de Wuhan y que ha matado a cientos de personas en el país asiático y afectado a miles tanto en la región como en otros países del mundo, los murciélagos pueden ser el origen reservorio del virus.
A pesar de que no se ha confirmado aún cuál ha sido el reservorio animal origen del retrovirus, se piensa que podría ser el murciélago y que hubiera una especie hospedadora intermediaria como las serpientes o los ciervos hasta llegar a los humanos, contagiados debido al comercio de animales vivos en un mercado de Wuhan", ha dicho.
El contagio se produce a través del contacto con los animales infectados, y por las excreciones respiratorias, como tos o estornudos de las personas enfermas, por lo que el profesor afirma que la correcta prevención y control de la enfermedad pasan por la cuarentena, el control de medios de transporte masivos y unas adecuadas medidas de higiene, como el lavado frecuente de manos y el uso de mascarillas.
"Al ser un virus emergente, con una alta capacidad de propagación, la inmediatez de respuesta es un desafío. La sociedad debe ser consciente de que la producción de una vacuna eficaz requiere unos procesos de investigación previos lentos y costosos que impiden dar una respuesta inmediata", ha dicho Badiola.
Una nueva era de enfermedades emergentes
Por otra parte, el experto ha avisado de que se está ante el comienzo de una "nueva era" de enfermedades emergentes y reemergentes, por lo que ha asegurado que para avanzar hacia una mejor salud es vital el desarrollo de estrategias colaborativas e interdisciplinares que se centren en la prevención en mayor medida que en la medicina asistencial.
Así, ha subrayado la importancia de la detección precoz y prevención a través de medidas como la educación y divulgación en medidas higiénicas, de correcta nutrición, controles de calidad o desinsectación de medios de transporte internacionales. "La bioseguridad es muy importante. Estamos obligados a una coordinación en el desarrollo de políticas, programas, legislación y líneas de investigación, y así lo apoyan los grandes organismos internacionales de la salud", ha añadido..
Y es que, el aumento de la población mundial, con su consiguiente movilidad e invasión de espacios naturales, hace que sea posible que los patógenos alojados en esos espacios, hasta ahora intactos, reservorios de enfermedades a veces desconocidas puedan llegar a los humanos. Tal es el caso de la zoonosis que, según ha detallado el investigador, por mutaciones y recombinaciones, a veces usando varias especies intermediarias, especialmente domésticas, llegan hasta las personas debido a que el 75 por ciento de las enfermedades emergentes son compatibles con el hombre y el 60 por ciento de los patógenos son de origen animal.
"Debemos tener en cuenta que cada ocho meses aparece una nueva enfermedad emergente, para la que aún no estamos preparados porque no estamos adaptados inmunitariamente a ellas y desconocemos su tratamiento. Ejemplos muy conocidos de ello son el VIH, el ébola, el síndrome respiratorio agudo y grave SARS o las encefalopatías espongiformes", ha enfatizado.
Y es que, no solo los desplazamientos de personas en medios como el avión o el barco son motivo de expansión de estos patógenos, sino también los movimientos de animales transportados de un país a otro y los desplazamientos de las aves migratorias, que en los últimos tiempos se han visto modificados por el cambio climático. Ello junto a la globalización del comercio y los cambios en la producción y procesado de los productos, genera esa reproducción de enfermedades.
Resistencias microbianas
"Los veterinarios tenemos claro que una buena parte de las enfermedades que afrontamos proceden de la vida silvestre. En España hemos sufrido una remergencia de enfermedades en animales del sur debido a su incorrecto manejo y en Inglaterra acusan actualmente la tuberculosis debido a los tejones. La bioseguridad se hace más que nunca imprescindible en las granjas de animales y sus traslados", ha apostillado el experto.
Dicho esto, ha subrayado la importancia del uso adecuado y controlado de antibióticos y vacunas, que minimice la aparición de resistencias antimicrobianas, dado que las bacterias resistentes animales pueden transmitirse a los humanos a través de los alimentos, por contacto directo con los animales y a través del medio ambiente.
"La prevención se hace fundamental ante uno de los problemas de salud más relevantes del siglo XXI. Los antibióticos usados en medicina veterinaria y humana son los mismos, por lo que se abren las posibilidades de que las bacterias se hagan resistentes si no tomamos las medidas de seguridad e higiene necesarias. Ahora bien, el uso irresponsable e indiscriminado de antibióticos podría, en último extremo, derivar en una situación semejante a la previa al descubrimiento de la penicilina, lo que resultaría catastrófico", ha zanjado.