En la mayor parte del planeta, las niñas superan a los niños en capacidad de lectura. En comparación con los niños, las niñas tienen un mayor nivel de competencia lectora respecto al nivel esperado en cada curso.

Este fenómeno se debe a varias razones. Por un lado se ha comprobado que las niñas poseen mayores aptitudes naturales, pero además muestran mayor interés por la lectura que los niños. Ellas acostumbran a leer más y se les suele animar a que lean más que a los varones.

Pese a estos datos, los estudios realizados en el África subsahariana revelan que la tendencia se ha invertido en algunos países de la región.

La anomalía registrada en esta parte del continente africano hace pensar que las niñas de estos países encuentran obstáculos que dificultan su escolarización y el desarrollo de su capacidad lectora. En mi calidad de demógrafa social interesada en los resultados del aprendizaje en la región, quise analizar más a fondo los datos y tratar de comprender cuáles podrían ser esos obstáculos. El Objetivo de Desarrollo Sostenible 4, relativo a la equidad y la inclusión en la educación, subraya la importancia de eliminar la brecha de género en el aprendizaje.

En un estudio reciente, examiné datos de 15 países africanos de las regiones meridional y oriental del continente –entre ellos, Botsuana, Malaui, Kenia y Uganda– y descubrí que las estadísticas situaban a los niños por delante de las niñas en seis de esos países.

A continuación, analicé los posibles factores correlacionados con estas disparidades e identifiqué los siguientes: condiciones inadecuadas de higiene en la escuela, responsabilidades domésticas y de cuidado de otras personas a cargo de las niñas y acoso en la escuela. Estos factores pueden conducir al absentismo o dificultar la capacidad de aprendizaje de las niñas incluso cuando estando escolarizadas.

Con tales datos podemos suponer que la mejora del saneamiento en el entorno escolar, la reducción de las tareas domésticas para las jóvenes y la lucha contra el acoso podrían mejorar la competencia lectora de las niñas en comparación con la de los niños.

 

Los datos

 

En el estudio se examinaron los datos de 61 396 alumnas y alumnos de 5º de primaria (con una edad media de 13 años) de 15 países africanos. Los datos procedían de la tercera evaluación realizada por el Southern and Eastern Africa Consortium for Monitoring Educational Quality, que se llevó a cabo entre 2009 y 2011.

La evaluación recogió información diversa sobre el entorno y los recursos escolares, las características del profesorado y los antecedentes familiares del alumnado. Dicha información se obtuvo de la dirección de los centros, el profesorado de cada asignatura y el alumnado.

Está demostrado que las niñas del África subsahariana se enfrentan a una serie de retos que afectan a su escolarización y a su evolución en el colegio. Entre otros, las prácticas culturales que infravaloran la educación femenina –como el matrimonio precoz–, un menor apoyo académico por parte de la familia y del profesorado que aquel que se ofrece a los niños y, por último, el acoso sexual. La preocupación por la seguridad y la higiene también influye, ya que los padres son más reacios a enviar a las niñas al colegio si les preocupa que recorran largas distancias o que sufran acoso en la escuela. El peso de las tareas domésticas juega asimismo un papel importante.

Mi análisis muestra que algunos de estos factores pueden estar frenando el rendimiento de las niñas en materia de lectura en los seis países donde los niños obtienen resultados significativamente superiores.

 

Lecciones por aprender

 

No cabe duda de que los problemas identificados no son exclusivos de los seis países mencionados. Mis resultados indican además que, incluso en aquellos países en los que el panorama es más igualitario y las niñas obtienen mejores resultados que los niños, tales factores reducen, como cabe esperar, la magnitud de la ventaja de las niñas con respecto a los niños.

Las niñas superaron significativamente a los niños en ocho de los 15 países (la diferencia en el país restante no fue estadísticamente significativa). En promedio, la calidad de los centros educativos de estos países era relativamente superior a la de aquellos en los que los niños se situaban estadísticamente por delante de las niñas. La calidad de los colegios se mide por la existencia y el nivel de recursos como bibliotecas, salas de profesorado, agua potable, electricidad y ordenadores.

Por lo tanto, cuanto mejor es el sistema escolar en general, mejores son los resultados de las niñas, incluso cuando entran en juego otros factores que las sitúan en posición de desventaja.

Asimismo, en los países con ventaja femenina el porcentaje de estudiantes de 5 º de primaria que habían asistido a preescolar solía ser mayor. Esto corrobora las numerosas evidencias existentes sobre los beneficios a largo plazo de la educación en la primera infancia, tanto para las niñas como para los niños.

Las niñas también obtuvieron mejores resultados allí donde había una mayor presencia femenina (compañeras, directoras y profesoras) en el entorno escolar. Los datos hacen pensar que una mayor presencia de compañeras y modelos femeninos puede mejorar los resultados de aprendizaje de las alumnas.

Es fundamental garantizar que los centros educativos ofrezcan un entorno seguro y enriquecedor para la educación de las niñas. Y es igualmente importante que las familias promuevan la asistencia sistemática de las niñas a clase y reduzcan al mínimo sus responsabilidades en las tareas domésticas que puedan interferir con sus estudios.

Este artículo ha sido traducido con la colaboración de Casa África. Traducción: Inmaculada Ortiz.The Conversation