En un sorprendente giro político, la coalición de izquierda Nuevo Frente Popular ha emergido victoriosa en la segunda vuelta de las elecciones legislativas francesas celebradas este domingo. Con un rango de escaños estimado entre 180 y 215 en la Asamblea Nacional, la coalición ha conseguido evitar una mayoría del partido de extrema derecha Agrupación Nacional, que obtuvo entre 120 y 150 asientos, colocándose así en tercera posición según las proyecciones de las cadenas TF1 y LCI.
El segundo grupo en la Asamblea Nacional será Juntos por la República, la coalición afín al actual presidente de Francia, Emmanuel Macron.
Unas elecciones con alta participación
Estos comicios se han caracterizado por una participación histórica que se estima alcanzó el 67,1 por ciento, una cifra sin precedentes desde 1997. Estos resultados representan un cambio radical respecto a la primera vuelta, en la que Agrupación Nacional fue la formación más votada con más del 33 por ciento de apoyo. Tras esos resultados, los partidos de izquierda y de centro pusieron en marcha un cordón sanitario para impedir un gobierno de extrema derecha.
La Asamblea Nacional francesa cuenta con 577 escaños, por lo que la mayoría absoluta se sitúa en 289 escaños. La victoria del Nuevo Frente Popular, liderado por Jean-Luc Mélenchon, representa un cambio significativo en el panorama político francés, lo que ha llevado a Mélenchon a solicitar al presidente Macron que les encargue la formación de gobierno.
La reacción de Mélenchon
En un emotivo discurso ante sus simpatizantes reunidos en París, Mélenchon afirmó que Macron "tiene el deber de llamar al Nuevo Frente Popular a gobernar". "El primer ministro debe irse", declaró, insistiendo en que Macron "debe ceder y admitir esta derrota sin intentar eludirla de ningún modo".
Estas declaraciones subrayan la postura firme del líder de la izquierda, quien considera que el presidente debe reconocer la voluntad del electorado y permitir que el Nuevo Frente Popular asuma el gobierno.
La dimisión del primer ministro Gabriel Attal
En respuesta a los resultados electorales, el primer ministro francés, Gabriel Attal, anunció que presentará su dimisión al presidente Macron este lunes. En una declaración desde el patio del Palacio de Matignon, la residencia oficial del primer ministro, Attal reafirmó su compromiso con la tradición republicana y reconoció la derrota de los partidos que sostenían su gobierno.
"Fiel a la tradición republicana, mañana por la mañana presentaré mi dimisión al presidente de la República", declaró Attal. No obstante, subrayó que el centrismo "está vivito y coleando" gracias a la "determinación" de sus representantes, destacando que "hemos aguantado y tenemos tres veces más diputados que las estimaciones sugeridas al inicio de esta campaña".
Implicaciones políticas
La dimisión de Attal se debe a la falta de una mayoría absoluta o relativa de Juntos por la República, que se ubicó como la segunda formación en la Asamblea Nacional tras los comicios de este domingo, según las proyecciones.
Attal felicitó a los 577 diputados electos y reconoció que no eligió esta disolución, pero se negó a someterse. "Advertí sobre el riesgo de una mayoría absoluta de La Francia Insumisa o Agrupación Nacional y del riesgo de que nuestro movimiento desaparezca. Estos tres riesgos fueron descartados por los franceses. Se lo debemos a este espíritu francés apegado a sus valores", argumentó.
El resultado de estas elecciones refleja un claro rechazo a la extrema derecha y un apoyo significativo a las fuerzas de izquierda y centro que se unieron para formar un frente común. La dinámica política en Francia entra en una nueva fase, con un panorama legislativo más fragmentado y un reto significativo para el presidente Macron y su capacidad de gobernar de manera efectiva.
Desafíos y futuro
El Nuevo Frente Popular, liderado por Mélenchon, ahora enfrenta el desafío de formar un gobierno capaz de reflejar y responder a la diversidad de opiniones dentro de su coalición. Además, deberán negociar con otras fuerzas políticas para avanzar en su agenda legislativa en una Asamblea Nacional dividida.
El presidente Macron, por su parte, deberá navegar en este nuevo contexto político, buscando alianzas y compromisos que le permitan mantener la estabilidad gubernamental. La situación actual abre una oportunidad para que Francia explore nuevas formas de gobernanza colaborativa, reflejando la voluntad de un electorado que ha demostrado su deseo de cambio y su rechazo a la polarización extrema.
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